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La ciencia da un paso más en la lucha contra la progresión articular en artritis psoriásica

Imagen de consultorio médico

Se cree que los genes, el sistema inmunitario o los factores ambientales están detrás de la aparición de la artritis psoriásica, una patología que causa dolor, rigidez e inflamación de las articulaciones, afectando negativamente a la calidad de vida de los pacientes, y que no siempre llega sola. Esta enfermedad inflamatoria y crónica a menudo se presenta acompañada de otras comorbilidades como enfermedad cardiovascular, ansiedad, depresión e incluso obesidad.

Afortunadamente la ciencia no descansa y a día de hoy podemos hablar de nuevos hallazgos en el ámbito de esta enfermedad: un nuevo análisis del estudio de fase 3b APEX destaca el potencial de TREMFYA® (guselkumab) en artritis psoriásica, posicionándolo como el único inhibidor de la IL-23 con eficacia demostrada para frenar significativamente la progresión del daño articular en pacientes con esta enfermedad inflamatoria crónica.

En el marco del Congreso EULAR 2025, Johnson & Johnson ha presentado resultados que muestran cómo este anticuerpo monoclonal logró una inhibición del daño estructural provocado por la enfermedad, de 2,5 veces por encima del placebo en pacientes con artritis psoriásica activa a las 24 semanas de tratamiento. Es importante decir que el estudio evaluó más de 1.000 pacientes que no habían recibido previamente tratamiento biológico.

Resultados clave del estudio APEX

Un avance en el abordaje integral de la artritis psoriásica

Como ha indicado el doctor Philip J. Mease, director de Investigación en Reumatología del Swedish Medical Center e investigador del estudio, “los resultados del estudio APEX son prometedores puesto que los datos muestran que este fármaco inhibió la progresión del daño estructural en los pacientes, lo que proporciona nuevos conocimientos clínicos para la comunidad psoriásica y subraya la necesidad de poder contar con opciones bien toleradas y eficaces que aborden toda la carga de la enfermedad”.

Por tanto, podemos decir que estos resultados refuerzan el posicionamiento de este fármaco como una opción de primera línea en el tratamiento de la artritis psoriásica activa, consolidándolo como una herramienta clave para mejorar el manejo y la calidad de vida de los pacientes con artritis psoriásica, gracias a su capacidad para abordar tanto el daño estructural como los síntomas articulares y cutáneos.

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