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¿Qué es el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) y cómo se diagnostica?

Análisis del trastorno obsesivo-compulsivo

Fuente de la imagen: Freepik

Dentro del marco de la salud mental, existen varios tipos de trastornos mayormente diagnosticados, algunos con especial incidencia en el sufrimiento mental y emocional de la población. En este ámbito el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se caracteriza por un patrón de pensamientos, sentimientos, ideas y sensaciones (obsesiones), que provocan una serie de comportamientos compulsivos y repetitivos (compulsiones) en aquellos pacientes que lo sufren, interfiriendo en su vida diaria.

TOC: explicación, antecedentes y posibles causas

Estas obsesiones constantes provocan ansiedad y un incremento en el sufrimiento emocional del individuo, obligándoles a realizar dichos actos compulsivos como única vía de escape para aliviar el estrés experimentado.

La repetición continuada de este tipo de comportamientos conduce a nuevos “actos ritualistas” que nutren el círculo vicioso del trastorno, habitualmente centrado en pensamientos y miedos concretos.

Este trastorno suele comenzar en una etapa de adolescencia, aunque también puede iniciarse desde la infancia. Los síntomas acontecidos se suelen desarrollar de forma progresiva, variando su gravedad a lo largo de la vida del paciente, cambiando también los tipos de obsesiones y compulsiones.

Se desconocen las causas que provocan el trastorno obsesivo-compulsivo, aunque algunas teorías lo relacionan directamente con un componente genético, biológico (al estar ligado a las funciones cerebrales), o de aprendizaje en nuestro entorno a lo largo del tiempo.

Síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo

Los síntomas de este trastorno incluyen tanto las obsesiones como compulsiones anteriormente mencionadas, pudiendo sufrir también únicamente una de ellas.

Las obsesiones corresponden aquellos pensamientos, impulsos o imágenes inclusivas que nos causan aflicción o ansiedad, siendo el hecho de realizar un comportamiento compulsivo la única vía para evitarlos.

Estas decisiones suelen aparecer en el momento en el que intentas realizar otro tipo de actividades, que provocan algunos ejemplos como:

Por otro lado, las compulsiones corresponden a comportamientos repetitivos que nos sentimos impulsados a realizar una y otra vez, con el objetivo de reducir la ansiedad relacionada con nuestras obsesiones, ofreciéndonos un alivio temporal.

Algunos ejemplos de compulsiones pueden ser:

Factores de riesgo del trastorno obsesivo-compulsivo

El hecho de padecer otros trastornos mentales, el abuso de sustancias, depresión, sufrir momentos estresantes con frecuencia, traumas, o tener antecedentes familiares similares, pueden ser factores desencadenantes importantes para los pensamientos intrusivos y, en consonancia, comportamientos obsesivos y sufrimiento emocional que provocan el TOC.

Además, este trastorno puede derivar en una serie de problemas en los que la prevención es importante:

Prevención del TOC

Aunque no existe una forma exacta de prevención para este tipo de trastornos, es importante recibir el tratamiento adecuado lo más temprano posible, una vez hayamos sabido identificar los síntomas que lo acontecen. Todo ello con el fin de recibir de forma inmediata el tratamiento necesario que nos ayude a evitar un posible empeoramiento, y que pueda alterar nuestra vida y las relaciones con nuestro entorno.

Para realizar un diagnóstico y conocer el estado del trastorno de un paciente, los profesionales especializados en salud mental utilizan el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), realizado por la American Psychiatric Association, albergando una clasificación de los distintos tipos de trastornos mentales y sus diagnósticos correspondientes.

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