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Rubéola: ¿cuáles son sus síntomas y cómo se contagia?

La rubéola, también conocida como sarampión alemán, es una infección viral que afecta principalmente a los niños, aunque también puede presentarse en adultos. A pesar de ser generalmente leve, puede tener graves consecuencias si se contrae durante el embarazo. Gracias a las vacunas, la rubéola es una enfermedad prevenible, pero sigue siendo importante conocer sus síntomas y formas de contagio para proteger nuestra salud y la de quienes nos rodean.

Es causada por el virus de la rubéola, que se transmite de persona a persona principalmente a través de las secreciones respiratorias, como cuando alguien infectado tose o estornuda.

Síntomas de la rubéola

Los síntomas de esta enfermedad suelen ser leves y pueden ser confundidos con los de otras infecciones virales. Por ello, se considera importante estar atentos a los siguientes signos, que generalmente aparecen entre dos y tres semanas después de la exposición al virus:

Erupción cutánea

ntomas generales

ntomas adicionales en adultos

En la mayoría de los casos, los síntomas desaparecen por sí solos en aproximadamente una semana.

¿Cómo se contagia la rubéola?

Es una enfermedad altamente contagiosa y se propaga principalmente a través de gotitas respiratorias cuando una persona infectada tose, estornuda o incluso habla. Además, puede transmitirse al compartir utensilios, vasos o toallas contaminadas.

De persona a persona

De madre a hijo

Prevención y tratamiento

La forma más efectiva de prevenir la rubéola es a través de la vacunación. La vacuna contra la rubéola suele administrarse en combinación con las vacunas contra el sarampión y las paperas en la vacuna triple viral (MMR por sus siglas en inglés). Esta vacuna se administra en dos dosis, la primera entre los 12 y 15 meses de edad, y la segunda entre los 4 y 6 años.

Tratamiento de la rubeola

No existe un tratamiento específico para la rubéola. El manejo de la enfermedad se centra en aliviar los síntomas. Algunas medidas que pueden ayudar incluyen reposo, hidratación y alivio del dolor.

En mujeres embarazadas que hayan estado expuestas al virus, es crucial consultar con un médico de inmediato para evaluar los riesgos y discutir posibles opciones de tratamiento.

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