Más del 80% de los especialistas españoles consideran que las pruebas de biomarcadores son fundamentales para detectar la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, solo el 16,1% de los pacientes accede a ellas. Estos datos provienen de la encuesta multinacional Adelphi Real World Dementia Disease Specific Programme™ (Adelphi DSP), realizada en Francia, Alemania, Italia, España, Reino Unido, Japón y Estados Unidos. Los resultados fueron presentados en la Alzheimer Europe Conference 2025.
El retraso en la búsqueda de ayuda por parte de los pacientes debido al estigma asociado a la enfermedad es la principal barrera para diagnosticar la enfermedad de Alzheimer en fases tempranas, según el 61% de los especialistas. En España, esta percepción alcanza el 44% de los pacientes con demencia leve y el 26,2% con deterioro cognitivo leve.
Actualmente, alrededor de 800.000 personas en España sufren de Alzheimer. Se estima que esta cifra podría duplicarse para el año 2050 debido al envejecimiento de la población. Sin embargo, el diagnóstico sigue siendo tardío, con un tiempo medio de espera de cinco meses. En algunos países, como España y Francia, los pacientes deben esperar entre seis y siete meses para obtener un diagnóstico.
El papel de los médicos de atención primaria es crucial. Cuando son ellos los que realizan el diagnóstico, el proceso suele ser más rápido. Sin embargo, la derivación a neurología sigue siendo lenta: en España, el 30,8% de los pacientes con demencia leve y el 34,6% de los pacientes con deterioro cognitivo leve no reciben la derivación oportuna.
El estigma y la falta de conocimiento también contribuyen al retraso en la búsqueda de atención. El 43% de los pacientes no buscan ayuda porque no distinguen entre el envejecimiento normal y el deterioro cognitivo provocado por el Alzheimer. En España, esta cifra es del 44% en demencia leve y 26,2% en deterioro cognitivo leve.
Durante la conferencia, Jean George, directora ejecutiva de Alzheimer Europe, destacó la preocupación por el diagnóstico tardío. Subrayó que, si no se mejora el acceso a pruebas innovadoras y se aumenta la concienciación social, muchos pacientes seguirán sin respuestas. “Si logramos aplicar urgentemente las lecciones de esta investigación y reconocemos la enfermedad de Alzheimer como uno de los principales retos de salud pública de nuestro tiempo mejorando el acceso a pruebas innovadoras, aumentando el número de especialistas y fomentando la concienciación social, tendremos la oportunidad de que más personas reciban un diagnóstico y apoyo oportunos, justo cuando más lo necesitan”, afirmó Jean George.
Además, Stéphane Epelbaum, vicepresidente de Eli Lilly, señaló que las terapias emergentes para Alzheimer tienen el potencial de frenar la progresión de la enfermedad. No obstante, su efectividad depende de un diagnóstico temprano. “El diagnóstico preciso y a tiempo es crucial para que los pacientes puedan acceder a la próxima generación de cuidados en la enfermedad de Alzheimer”, explicó.