Aunque no lo parezca, el agua hace mucho más que solo quitarnos la sed, puesto que ayuda a que nuestro cuerpo funcione bien, mejora nuestra piel, evita dolores de cabeza y cansancio y también ayuda a controlar el apetito.

Por todo ello, beber suficiente agua cada día es una de las formas más simples —y poderosas— de cuidar tu salud. Aun así, muchas personas se olvidan de hacerlo o no logran incorporar este hábito de forma constante, por lo que te traemos una serie de consejos prácticos para que tomar más agua durante el día sea fácil y parte de tu rutina diaria.

Empieza el día con un vaso de agua

Tu cuerpo pasa varias horas sin hidratación mientras duermes. Tomar un vaso al despertar ayuda a activar tu metabolismo, mejorar la digestión y darte energía. Coloca un vaso o botella en tu mesita de noche para que sea lo primero que veas al levantarte.

Lleva una botella contigo a todos lados

Tener agua a la vista te recuerda beberla. Lleva una botella reutilizable en tu bolso, mochila, escritorio o coche. Elige una que te guste y que te resulte cómoda: con pajilla, con marcas de tiempo, térmica… ¡la que te motive a usarla!

Establece pequeños recordatorios

Si se te olvida, pon alarmas en el teléfono cada cierto tiempo o usa una de las distintas apps de hidratación que existen. También puedes asociarlo a momentos específicos: un vaso de agua cada vez que termines una tarea o antes de comer.

Dale sabor al agua de forma natural

¿Te parece aburrida el agua? Prueba a añadirle sabor con ingredientes naturales:

  • Rodajas de limón, naranja o pepino
  • Frutas como fresas o arándanos
  • Hierbas como menta, albahaca o jengibre

Estas opciones son refrescantes, sin azúcar y 100 % saludables.

Toma agua antes de cada comida

Hacerlo te ayuda a mantenerte hidratado y a reconocer mejor si tienes hambre o solo sed. Un vaso de agua antes de cada comida puede incluso ayudarte a mejorar tu digestión y evitar comer de más.

Cuenta las infusiones y la hidratación indirecta

El agua no tiene que ser solo en forma líquida. También puedes contar infusiones (sin azúcar), caldos ligeros y algunas frutas y verduras ricas en agua como sandía, pepino o melón. Son excelentes formas de complementar tu hidratación.

Haz un seguimiento diario

Llevar un registro puede motivarte a mantener el hábito. Usa una libreta, una app o simplemente haz rayitas en tu agenda. Establece una meta realista: por ejemplo, 8 vasos al día o 1.5 a 2 litros, según tus necesidades y estilo de vida.