El sueño es una necesidad biológica vital que conforma uno de los pilares fundamentales de la salud, junto con la alimentación y el ejercicio físico. De esta manera, un sueño de calidad resulta esencial para el desarrollo cognitivo, emocional, físico y mental de todas las personas para lograr una vida plena día tras día, lo que repercute de manera directa en todas las esferas de nuestra vida, incluyendo nuestro desempeño en el entorno laboral.
Por ello, con el objetivo de visibilizar y reconocer la importancia que tiene el cuidado del sueño en nuestra salud física y mental dentro del ámbito de trabajo, la Alianza por el Sueño y el Centro de Prevención de Riesgos Laborales (CPRL) de Sevilla han organizado la jornada ‘Salud Física y Emocional en el Trabajo: mejora tu cuidado del sueño’ en la sede del propio CPRL, dirigida a empresas y empleados.
La actividad, inaugurada por Luis Roda Oliveira, director general de Trabajo, Seguridad y Salud Laboral, director del Instituto Andaluz de Prevención de Riesgos Laborales y coordinador de la Estrategia Andaluza de Seguridad y Salud Laboral y Jorge Carbajal Orduña, director del CPRL de Sevilla, ha contado con la participación de distintos especialistas dedicados a la salud del sueño, a la salud mental y a la salud laboral para abordar desde todos los puntos de vista necesarios la repercusión que supone la falta de sueño en el adecuado desarrollo de la actividad laboral de las personas. Además, la jornada también ha servido para poner de manifiesto distintas estrategias y medidas preventivas que promuevan un sueño reparador y eviten la cronificación de los trastornos de sueño.
Precisamente, los problemas derivados del cuidado del sueño suponen un desafío para la salud pública en España, ya que 1 de cada 2 personas sufre trastornos del sueño en nuestro país. La ausencia de un sueño saludable impacta no sólo en el descanso nocturno, sino también en la capacidad de funcionamiento diurno, incluyendo la gestión emocional, el rendimiento cognitivo y la somnolencia, lo que nos afecta negativamente durante las 24 horas del día. Debido a ello, las consecuencias de una mala calidad del sueño también se manifiestan en el ámbito de trabajo.
El impacto de la falta de sueño en el entorno laboral
Además de afectar de forma directa a nuestra salud, la falta de sueño también impacta desfavorablemente en nuestra productividad, la memoria, la concentración y el desempeño. Los trabajadores que experimentan una falta de sueño se enfrentan a un mayor riesgo de cometer errores, valorar insuficientemente los riesgos, tomar peores decisiones y sufrir accidentes, ya sea en el entorno laboral, doméstico o de tráfico, lo que puede resultar en lesiones y discapacidades. Sin ir más lejos, según la Dirección General de Tráfico, dormir entre 4 y 5 horas al día multiplica por cuatro el riesgo de accidente y dormir menos de 4 horas lo multiplica por once.
En este sentido, se estima que el insomnio crónico se asocia a entre 11 y 18 días de absentismo, 39 y 45 días de presentismo (estar en el trabajo, pero con bajo rendimiento) y a una pérdida general de productividad de entre 44 y 54 días al año. Asimismo, estos datos también repercuten en el aspecto económico, tal y como evidencia el informe Carga social y económica del insomnio en adultos de la organización internacional de investigación ‘RAND Europe’, el cual indica que que el insomnio crónico genera una pérdida anual en el PIB de aproximadamente 372.000 millones de euros en países de renta alta, representando en España una pérdida anual del 0,82% de su PIB.
Por otra parte, la relación entre el propio entorno laboral y los riesgos psicosociales que se dan en él pueden propiciar unos malos hábitos de sueño que con el tiempo pueden cronificarse. En esta línea, el trabajo a turnos es un aspecto esencial a tener en cuenta dentro de estos riesgos propios del ámbito laboral. En el contexto actual, cada vez hay un mayor número de profesiones con un alto nivel de turnicidad. De hecho, el 20% de los trabajadores de países industrializados lo hacen a turnos, lo que afecta a la calidad del descanso del trabajador, ya que el trabajo nocturno exige mantener al organismo activo en momentos en los que necesita descanso, y a la inversa. Además, los turnos colocan al trabajador fuera de las pautas de la vida familiar y social, provocando un triple desajuste entre el tiempo de trabajo, el tiempo biológico y el tiempo social.
Según indica María, enfermera que trabaja durante turnos de 12 horas en un hospital de Castellón, “me esfuerzo por mantener un equilibrio entre trabajo y descanso, pero al final mis horas de sueño siempre acaban reduciéndose. Además, después de un turno largo, me cuesta dormir debido a la adrenalina y al estrés acumulado. Todo ello afecta a mi energía y a mi estado de ánimo en mi trabajo como enfermera y también en mi vida diaria, ya que no siempre tengo tiempo suficiente para recuperarme entre turnos”.
Por todo ello, a nivel laboral, el trabajo desarrollado por turnos es el principal factor de riesgo asociado a la aparición del insomnio. Muchas de las turnicidades obligan a los empleados a dormir de día, lo que implica reducir el número de horas de sueño, concretamente entre 1-4 horas, y disminuir la calidad del mismo. Asimismo, la prevalencia de trastornos del sueño es mayor en este grupo que en comparación con la población general, al igual que sucede con el riesgo de padecer sobrepeso, obesidad o diabetes tipo 2.
Ante esta realidad, el Dr. Juan Luis Cabanillas Moruno, médico especialista en medicina del trabajo y secretario general de la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo y miembro de la Alianza por el Sueño, asegura que “fomentar un entorno laboral saludable no sólo mejora la productividad y la satisfacción y bienestar laboral, sino que también contribuye a la reducción de costes asociados con absentismo y disminuye los costes socio-sanitarios. Por tanto, promover el cuidado del sueño es sinónimo de favorecer el bienestar individual de cada persona y a su vez el rendimiento empresarial”.
La relación bidireccional entre el sueño y la salud mental en el trabajo
Al igual que la falta de sueño tiene un impacto reconocible en el entorno laboral, la salud mental, a su vez, es otro de los condicionantes que puede alterar nuestra calidad del sueño. De hecho, las personas con insomnio crónico tienen hasta 10 veces más riesgo de desarrollar depresión y 17 veces más probabilidades de sufrir ansiedad. En consecuencia, muchos trastornos psicológicos incluyen alteraciones del sueño como síntoma principal o secundario, ya que hasta el 80% de las personas con depresión reportan problemas de sueño.
Teniendo en cuenta estas cifras, resulta esencial abordar el cuidado del sueño de la mano del cuidado de la salud mental, especialmente cuando ambos se encuentran enmarcados en el entorno de trabajo. Factores como el estrés laboral y otros riesgos psicosociales pueden provocar insomnio y otros trastornos del sueño, y al mismo tiempo, el descanso inadecuado aumenta la vulnerabilidad a la agresividad, ansiedad, o síntomas depresivos. Esto puede traducirse en conflictos en el entorno laboral debido a que la falta de sueño puede hacernos perder la paciencia y la empatía, dificultando el trabajo en equipo.
Del mismo modo, los trastornos de sueño conllevan a un mayor riesgo de abuso de sustancias como el alcohol, otras drogas o incluso el consumo inadecuado de fármacos hipnóticos. Sin embargo, el abuso de estas sustancias puede empeorar los problemas de sueño y contribuir al deterioro de la salud mental. En el caso de los hipnosedantes, España es el país con mayor consumo de benzodiacepinas a nivel mundial y en Andalucía más de un millón de personas consumen este tipo de sustancias de forma crónica. Dada la situación, se debe tener en cuenta que estos medicamentos, sin seguimiento y a largo plazo, pueden tener consecuencias sobre la salud mental y física, incluyendo el deterioro cognitivo, el deterioro psicomotriz o las alteraciones de la salud emocional, sin dejar de lado su alto potencial adictivo.
El cuidado del sueño involucra necesariamente a empresas y empleados
Fomentar una adecuada higiene del sueño es una responsabilidad a asumir por parte de todas las personas y actores de la sociedad. De hecho, por primera vez en España, se ha incluido el sueño como uno de los hábitos a abordar para lograr una vida saludable, tal y como establece la Estrategia de Promoción de una Vida Saludable en Andalucía, aprobada por la Consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía en abril de 2024.
Centrando la cuestión en los entornos laborales, propiciar hábitos saludables en beneficio de los empleados favorece nuestra salud física y mental, por lo que el cuidado del sueño debe erigirse como un pilar fundamental dentro de los planes de acción y estrategias de salud y seguridad laboral de las empresas.
En relación a ello, los empleados que disfrutan de una buena calidad de sueño presentan una mayor concentración, capacidad de alerta, mejor respuesta, resistencia y una actitud positiva con un mejor estado de ánimo y un buen clima laboral, brindando beneficios significativos a la empresa.
En palabras de D. Luis Roda Oliveira, director general de Trabajo, Seguridad y Salud Laboral,director del Instituto Andaluz de Prevención de Riesgos Laborales y coordinador de la Estrategia Andaluza de Seguridad y Salud Laboral, “existe una enorme interacción entre sueño y trabajo”, de forma bidireccional. Por un lado, según ha destacado durante su intervención, hay factores relacionados con el trabajo que pueden alterar los patrones de sueño, entre los que ha citado “el trabajo a turnos, que presenta las tasas más altas de insomnio; la carga laboral excesiva, un ambiente físico adverso o los dolores musculoesqueléticos”. Por otra parte, “no descansar adecuadamente tiene repercusiones negativas sobre el trabajo, como una reducción en el rendimiento que afecta a la productividad; más absentismo laboral, el incremento en los índices de siniestralidad o un aumento en los riesgos cardiovasculares”.
Roda ha recordado el compromiso de la Consejería de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo con la mejora de las condiciones de seguridad y salud en los centros de trabajo, algo que necesariamente incluye concienciar sobre la necesidad de respetar el sueño. En ese sentido, ha subrayado que la Estrategia Andaluza de Seguridad y Salud en el Trabajo 2024-2028 en vigor contempla medidas dirigidas a fomentar en las empresas hábitos de vida saludables y a abordar los riesgos psicosociales y la salud mental, atendiendo así los retos derivados de las nuevas formas de organización del trabajo, los riesgos emergentes y la transición digital. “Vivimos en un mundo acelerado, y se hace preciso y necesario tener un adecuado descanso”, ha concluido.