Más de 3.000 millones de personas en el mundo presentan deficiencias relacionadas con la salud de la sangre, por lo que, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la implementación de los programas de gestión eficiente de la sangre (PBM) puede reducir los costes asociados al uso de productos sanguíneos y a la administración de transfusiones hasta en 16 millones de euros anuales, según se ha dado a conocer en la jornada “La Salud de la Sangre, prioridad nacional”, organizada por la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa), en colaboración con CSL.
Expertos españoles de primer nivel han analizado el estado de la implementación de este tipo de programas en el entorno hospitalario nacional, en un encuentro que ha contado con la participación del doctor Axel Hofmann, asesor de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha presentado las principales conclusiones del informe “WHO PBM Policy Summary”. En este documento la OMS subraya que la adopción sistemática de estos programas puede mejorar la seguridad de los pacientes, reducir la mortalidad, además generar importantes ahorros económicos para el sistema sanitario.
El doctor Hofmann, uno de los principales expertos internacionales en programas PBM, subraya que “además de mejorar los resultados y la seguridad de millones de pacientes en todo el mundo, los programas PBM ofrecen importantes ventajas económicas al acortar significativamente la duración media de la estancia hospitalaria y reducir los costes asociados a las complicaciones de la anemia, la pérdida de sangre, los trastornos hemorrágicos y las transfusiones. Estos programas han demostrado tener el potencial de ahorrar miles de millones de euros a nivel mundial”.
Además, el doctor Hoffman argumenta que “en términos de seguridad del paciente y calidad de la atención, los programas PBM son fundamentales, ya que se asocia con una reducción de la morbilidad y la mortalidad en diversas poblaciones de pacientes. La adecuada gestión de la sangre también mejora el empoderamiento del paciente mediante el consentimiento informado y la toma de decisiones compartida sobre las modalidades de PBM y los riesgos transfusionales”.
La gestión eficiente de la sangre, una prioridad
“Mejorar la salud de la sangre debe ser una prioridad para los sistemas sanitarios que aspiran a ofrecer una atención más segura, eficaz y centrada en el paciente, con mayores aspiraciones que realizar una gestión eficiente de la sangre”, afirma la doctora Dulce Ramírez Puerta, directora Médica de Hospital Universitario Infanta Cristina y vicepresidenta Primera de SEDISA. “El PBM representa un cambio de paradigma, ya que prioriza medidas preventivas frente a intervenciones reactivas; se anticipa a las necesidades del paciente y aborda de manera proactiva condiciones como la anemia, las coagulopatías y la pérdida de sangre”, añade.
El informe de la OMS establece una hoja de ruta para integrar los programas PBM en los sistemas nacionales de salud, mediante un modelo estructurado denominado “8-model”, que incluye desde la preparación del sistema sanitario y la puesta en marcha de proyectos piloto, hasta la implantación a nivel nacional. Este enfoque, basado en la evidencia científica, el impacto económico y la obligación ética, ofrece un marco adaptable a las particularidades de cada país.
Situación en España
“España es hoy uno de los países líderes en la implementación del Patient Blood Management”, señala la doctora Elvira Bisbe, coordinadora del programa MAPBM en España y médico anestesiólogo del Hospital del Mar de Barcelona. Y es que, como explica, “el programa MAPBM, con más de una década de trayectoria y la participación de más de 80 hospitales, ha permitido medir el grado de implantación de las estrategias PBM y comparar resultados entre centros mediante un sistema de benchmarking único en Europa”.
“Esta capacidad de medición ha sido clave para avanzar hacia una cultura de mejora continua”, agrega la doctora Bisbe, que pone en valor un artículo publicado en el BMJ que “mostró una gran variabilidad entre hospitales, lo que refleja que todavía existe margen de mejora”.
Así, explica esta experta, “el reto principal sigue siendo homogeneizar la implantación del PBM en todo el sistema sanitario”. En esta línea, argumenta, “de acuerdo con nuestros resultados publicados recientemente en la revista Anesthesiology, una mayor adherencia al PBM se asocia con una reducción significativa de las complicaciones postoperatorias (57%), de las transfusiones (89%) y de la estancia hospitalaria (23%)”.
Por último, la doctora Bisbe plantea como áreas de mejora, pasar de la evidencia a la acción, lo que requiere: “Apoyo político e institucional, la incorporación de los indicadores PBM en las intranets hospitalarias, un liderazgo clínico transversal e incorporar la formación en PBM desde el pregrado”.
En este sentido, en el mapa actual de la implementación de estos programas en España, no sólo cabe destacar las iniciativas que han puesto en marcha los propios hospitales, sino también las autonómicas que algunas comunidades como Madrid, Galicia o Andalucía tienen en marcha, con buenos resultados.