El sueño se ha consolidado como uno de los pilares fundamentales para mantener una buena salud tanto a nivel físico como mental. Según revelan numerosos estudios, el sueño, junto con la alimentación saludable y el ejercicio físico, influye directamente en nuestra salud, tanto por la cantidad (número de horas que se duermen) como por la calidad del mismo (importancia de un sueño reparador.
El sueño desempeña un papel reparador fundamental en nuestro organismo ya que durante el descanso se constituye un proceso importante en los distintos sistemas de nuestro organismo, desde el sistema inmune, el metabólico, el cardiovascular o el hormonal.
Además, durante el sueño se produce un proceso vital para nuestro cerebro que permite consolidar recuerdos de nuestra memoria o gestionar el aprendizaje. Nuestro cerebro aprovecha el descanso, libre de pensamientos de la conciencia, para organizar la información recabada durante el día y procesarla, con el objetivo de construir conocimientos y recuerdos.
A nivel mental, un sueño reparador ayuda a que nuestro estado de ánimo sea más positivo, lo que producirá que nos sintamos con mayor energía y tengamos mejor capacidad para manejar el estrés o las emociones negativas del día a día.
Efectos negativos de la falta de sueño
La falta de sueño o los trastornos del mismo pueden tener consecuencias negativas en nuestra salud tanto a nivel físico como mental.
En lo que respecta a la salud física, los trastornos del sueño pueden incrementar un 20% el riesgo de mortalidad, debido al aumento de posibilidades a la hora de desarrollar enfermedades tales como hipertensión arterial, diabetes, obesidad, accidentes cardiovasculares, infecciones o ciertos tipos de cáncer.
A nivel mental la falta de sueño impacta directamente en nuestra actividad diurna, provocando problemas como afectación en la capacidad de concentración, la memoria, la estabilidad emocional o el comportamiento. Si esto se alarga en el tiempo puede desembocar en enfermedades como depresión y ansiedad.
Además, estos problemas pueden tener otras consecuencias en nuestro día a día como pueden ser los problemas de aprendizaje y atención, la coordinación o la somnolencia diurna que puede llegar a provocar accidentes laborales o de tráfico por la falta de sueño.
Consejos para mejorar la calidad del sueño
De cara a evitar problemas de sueño, los especialistas ofrecen una serie de consejos que pueden ayudar a mejor la calidad del descanso:
- Establecer una rutina de sueño con regularidad a la hora de acostarse y levantarse, de cara a sincronizar nuestro reloj biológico. Lo ideal es dormir entre 7 y 9 horas en la edad adulta.
- Mantener una dieta cardiosaludable con cenas ligeras para dormir mejor. Además, es importante cenar dos horas antes de dormir.
- Realizar ejercicio físico regular, al menos tres veces por semana, al menos 3 horas antes de dormir.
- Evitar el consumo de alcohol y tabaco en las horas previas, así como sustancias estimulantes en las últimas seis horas del día.
- Eliminar el uso de dispositivos electrónicos al menos dos horas antes de dormir. La luz azul influye en nuestro ciclo de sueño y dificulta su conciliación.
- Crear un ambiente adecuado en nuestra habitación para el descanso, controlando la temperatura y otros elementos que influyen en nuestro sueño.