Según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en nuestro país el cáncer de próstata es el más común entre los varones, con una estimación para 2025 de 32.188 nuevos casos. Este y otros muchos aspectos sobre esta enfermedad, se han puesto sobre la mesa en la decimotercera edición del Proyecto Andrógeno de Johnson & Johnson, celebrado en Madrid.

Hoy sabemos que la edad, la raza, la historia familiar y los factores genéticos son algunas de las principales causas de este tumor.

  • Edad: se trata del principal factor de riesgo, que aumenta especialmente a partir de los 50-60 años.
  • Raza: este tumor se observa con mayor frecuencia y un peor pronóstico en hombres de raza negra, mientras que en países asiáticos presenta una menor prevalencia.
  • Antecedentes familiares y factores genéticos: se estima que hasta el 10% de los casos tienen un componente genético. Los varones con un familiar de primer grado diagnosticado de cáncer de próstata tienen más probabilidad de desarrollar la enfermedad, incluso de manera más precoz de lo habitual.

De este modo, los varones a partir de 50-60 años con un familiar de primer grado diagnosticado de cáncer de próstata, y de forma más prevalente en la raza negra, tienen más posibilidades de desarrollar la enfermedad.

La atención multidisciplinar, clave en el abordaje del cáncer de próstata

El tratamiento de esta enfermedad, especialmente cuando se diagnostica en fases avanzadas, requiere de una estrecha colaboración entre distintas especialidades médicas. De hecho, este ha sido uno de los ejes centrales de la XIII edición del Proyecto Andrógeno, que ha reunido a más de 400 expertos en Urología, Oncología, Oncología Radioterápica, Medicina Nuclear y otras áreas implicadas en el tratamiento de esta enfermedad, remarcando la necesidad de una atención multidisciplinar para garantizar un manejo integral y personalizado del paciente.

Por otra parte, el diagnóstico precoz continúa siendo la piedra angular en el pronóstico: cuando el cáncer está localizado, la tasa de supervivencia a cinco años alcanza el 96,8%. Pero más allá de la detección temprana, los especialistas han coincidido en que cada fase del proceso asistencial debe adaptarse al perfil de cada paciente y apoyarse en los últimos avances científicos y tecnológicos.

Nuevas técnicas de diagnóstico: la innovación al servicio del paciente

Según el doctor Daniel Pérez Fentes, urólogo en el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela y coordinador nacional del Grupo Uro-Oncológico (GUO) de la Asociación Española de Urología, “el cribado y la precisión diagnóstica ayudan a cambiar radicalmente el pronóstico, especialmente en pacientes jóvenes. En cambio, cuando la enfermedad se diagnostica en fases avanzadas, la cirugía o la radioterapia dejan paso a terapias sistémicas, buscando prolongar la supervivencia y preservar la calidad de vida”.

Técnicas como la resonancia magnética multiparamétrica “ha mejorado la detección de lesiones clínicamente significativas y optimizado la precisión de las biopsias dirigidas, reduciendo procedimientos innecesarios”, según el especialista. A ésta, el doctor añade el PET-PSMA (Antígeno de Membrana Prostática Específica) que ha supuesto un cambio de paradigma, y «con la que podemos detectar la enfermedad metastásica en etapas más precoces y ajustar el tratamiento de manera más eficaz”.

Los últimos avances en inteligencia artificial también tienen algo que decir, en este caso, en la interpretación de imágenes y en el desarrollo de nuevos radiofármacos para PET, “que podrían mejorar aún más la sensibilidad y especificidad en la detección de metástasis”.

Por último, Pérez Fentes añade a estas técnicas la llamada “evidencia en la práctica clínica real”, cuyos datos “reflejan mejor la heterogeneidad de los pacientes e incluyen aquellos con comorbilidades o características fuera de los criterios de los ensayos clínicos”. El especialista considera que “compartir y analizar estos datos es clave para optimizar la selección de tratamientos, identificar patrones de respuesta y resistencia, y personalizar el abordaje terapéutico”.

Enfoque integral en el cáncer de próstata hormonosensible metastásico

Especial atención en este encuentro ha merecido el cáncer de próstata hormonosensible metastásico (CPHSm), una de las áreas donde más se ha avanzado en los últimos años. Según el doctor Alejo Rodríguez-Vida, oncólogo del Hospital del Mar de Barcelona, ​​la introducción de nuevos inhibidores del receptor de andrógenos (ARPI) en fases tempranas ha demostrado un beneficio significativo en términos de supervivencia global y calidad de vida.

Importancia del estilo de vida y la salud emocional

Pero el tratamiento no debe limitarse únicamente al control del tumor. La salud mental, la actividad física y una alimentación equilibrada son aliados fundamentales para mejorar el bienestar del paciente. Tal como ha señalado el doctor Rodríguez-Vida, “la salud mental y los hábitos saludables están en la base del bienestar del paciente oncológico. Un buen manejo psicológico a través de apoyo terapéutico o grupos de ayuda reduce el estrés y mejora la adherencia a los tratamientos. Además, el ejercicio es clave, especialmente en pacientes que reciben terapia hormonal, ya que ayuda a prevenir osteoporosis, sarcopenia y síndrome metabólico”. Asimismo, añade, “una alimentación equilibrada rica en frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables contribuye a reducir la inflamación y mantener un peso adecuado”.

Johnson & Johnson: compromiso con la investigación y la formación

La edición de este año del Proyecto Andrógeno ha contado con la presentación de 91 pósteres científicos, reflejo del dinamismo investigador en esta área. Iniciativas como esta consolidan el compromiso de Johnson & Johnson con la innovación, la formación continua y un abordaje integral del cáncer de próstata, avanzando hacia una medicina más precisa, humana y eficaz.