Las grasas son una importante fuente de energía, influyendo su calidad en nuestra salud. Una de las grasas más recomendadas son las grasas insaturadas o grasas líquidas a temperatura ambiente como son, por ejemplo, los aceites de origen vegetal. En la actualidad existen una gran variedad de este tipo de aceites, desde aceite de coco al de almendra o aguacate, pero, y tal y como señala la Fundación Española de Nutrición (FEN), en España se consume mayoritariamente aceite de girasol y aceite de oliva.

Dos aceites muy apreciados por los consumidores y sobre los que últimamente se ha abierto debate sobre las bondades de uno y otro tipo de aceite ante el incremento de precios de ambos. La pregunta que se nos plantea a la hora de comprar aceite es: ¿aceite de oliva o de girasol? ¿Cuál es mejor? ¿Cuáles son la diferencias entre ambos?

Diferencias entre el aceite de oliva y girasol

El aceite de oliva y el girasol son aceites vegetales, extrayéndose el primero de la aceitunas y el segundo del prensado de las semillas de girasol.

Los dos tipos de aceite son grasas insaturadas, si bien el aceite de oliva es una grasa monoinsaturada, ideal para reducir los niveles de colesterol LDL y mantener niveles altos del colesterol HDL o bueno; mientras el aceite de girasol, al igual que el aceite de sésamo, soja o maíz, es una grasa poliinsaturada que también ayuda a reducir el colesterol LDL, aunque es aconsejable consumir en menor cantidad que las monoinsaturadas.

Por lo que respecta al valor nutricional, el aceite de oliva es rico en polifenoles, ricos en antioxidantes y antiinflamatorios y, como ya hemos señalado, en grasas monoinsaturadas. Unos componentes altamente beneficiosos para la salud.

Si nos detenemos en el aspecto y el sabor, el aceite de oliva presenta color verdoso, mientras el aceite de girasol tiene un color amarillo pálido. El sabor del aceite de oliva es intenso y nos brinda numerosos matices según su procedencia. Así, el sabor puede ser ácido, amargo, picante o afrutado, entre otros. En cambio, el de girasol presenta un sabor mucho más suave y dulce.

Por último, el procedimiento de extracción también presenta notables diferencias. El aceite de oliva virgen extra se extrae en frío para mantener todas las vitaminas y polifenoles intactos, algo que no ocurre con los aceites refinados.

¿Y cómo se extrae el aceite de girasol? El aceite de girasol se somete a una serie de procesos químicos para refinarlo, siendo interesante optar siempre por aceite de girasol virgen y alto oleico.

Entonces, ¿cuál es el mejor aceite para cocinar?

Una vez analizadas las propiedades del aceite de oliva y las propiedades del aceite de girasol, los expertos nos aconsejan no freír con aceite de girasol. Así, y en contra de lo comúnmente admitido, el aceite de girasol no resiste altas temperaturas y no conviene freír con él.

Sin embargo, el aceite de oliva virgen extra es ideal para hacer frituras ya que alcanza altas temperaturas sin perder sus propiedades hasta los 160-180 grados.

Hasta ahora el precio era la causa última por la que los consumidores prefieren el aceite de girasol para freír. A ser su precio algo menor, las fritura resultan más económica.

Pero, tal y como señalan los expertos, es preferible decantarse por el aceite de oliva virgen extra al ser más beneficio para la salud y no resultar tan caro al no consumirse grandes cantidades, al menos a nivel doméstico.

Una opción de gran calidad al aportar todos los minerales y vitaminas que se necesitan, algo que no se logra solo con el aceite de girasol.

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