Las abrasiones y las úlceras corneales son lesiones distintas que se producen en una zona muy delicada del ojo. La córnea contiene un número muy elevado de células nerviosas, las cuales captan con intensidad el estímulo de dolor que producen estos daños. Para tener una idea más exacta de su cantidad, existen cientos de veces más de este tipo de células en nuestra córnea que en nuestra piel, por lo que el nivel del dolor que pueden sufrir las personas en esta parte del ojo es bastante acusado.

La diferencia entre una abrasión y la aparición de una úlcera en la cornea se basa en la profundidad de la herida causada. Una abrasión corneal tiene lugar cuando se produce un raspón en el epitelio o capa exterior de la córnea. Los raspones profundos o largos pueden tardar una semana en cicatrizar. La úlcera corneal aparece cuando la herida va más allá y traspasa el epitelio, lo que la convierte en una lesión más grave.

Causas de la abrasión y de las úlceras en la cornea

Aunque puedan parecer afecciones parecidas, los motivos que provocan una y otra son distintos. En el caso de la abrasión, las causas pueden ser:

  • Cuerpo extraño en el ojo
  • Lentes de contacto
  • Productos químicos
  • Cuerpo extraño en el ojo
  • Rasguños en los ojos (uñas, cepillos, utensilios de maquillaje)

Las úlceras corneales pueden producirse por:

  • Infección
  • Lentes de contacto utilizadas por largos períodos de tiempo
  • Anormalidades de los párpados
  • Inadecuada esterilización de lentes de contacto
  • Ojo seco por la falta de producción de lagrimeo
  • Deficiencia de vitamina A o malnutrición proteica

¿Cuáles son los síntomas de ambas lesiones?

Las abrasiones corneales suelen provocar lagrimeo, dolor y la incómoda sensación de tener algo incrustado en el ojo. Además, el enrojecimiento del ojo o la visión borrosa son frecuentes cuando aparece este tipo de lesión.

Los síntomas de una úlcera corneal son parecidos y coinciden el lagrimeo, la visión borrosa o la sensación de presencia de microorganismos en el interior del ojo. La sensibilidad a la luz es también una de las señales propias de esta afección.

Tratamiento adecuado para una abrasión o úlcera corneal

Una vez diagnosticado cada caso, los profesionales médicos pueden recetar gotas antibióticas para aplicarlas en la zona afectada del ojo. Las abrasiones, al ser más leves, pueden curarse en apenas un día, aunque existen casos más graves en los que el ojo vuelve a su estado normal pasados varios días. Además de las gotas, los antibióticos también puede ser parte del tratamiento para actuar contra las posibles inflamaciones o infecciones. Ante todo, resulta fundamental evitar el contacto de nuestras manos con los ojos para no interrumpir el proceso de curación.

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