La vaselina tiene numerosos usos y beneficios, pero también es importante tener en cuenta que hay situaciones en la que su utilización esta contraindicada y puede tener riesgos importantes. Por lo que conocer cómo usarla correctamente ayudará a evitar posibles alergias, irritaciones y obstrucciones en los poros, posibles efectos adversos de su uso incorrecto.
Principales usos de la vaselina
La función más habitual de la vaselina es la hidratación, especialmente en los labios, gracias a la creación de una barrera hidrofóbica que ayuda a ralentizar la pérdida de hidratación. Además, crea una capa que protege de la entrada de microorganismos y otras partículas, evitando la aparición de posibles infecciones. De esta forma también evita la deshidratación de los labios por bajas temperaturas o exposición al sol.
Gracias a sus propiedades, otra función a destacar es el alivio de la sequedad en la zona de la nariz, producido por el frío o en épocas de catarro. También tiene propiedades para calmar la piel seca o agrietada, evitando que se pierda la humedad, sobre todo en pieles secas con tendencia a agrietarse. Una zona en la que suele aplicarse mucho es los talones por su predisposición a la aparición de grietas.
Otra de sus funciones es la protección de heridas menores como pantalla protectora de cara a que se infecten. En caso de pequeñas heridas, tales como cortes o raspaduras, su aplicación ayudará a mantener la herida húmeda evitando la aparición de la costra, que hace que tarden más en curarse y produce cicatrices.
Otros usos menos conocidos, pero en los que la vaselina tiene numerosos beneficios, son la protección de piel con rosácea y psoriasis, la regulación de los péptidos de la piel, el cuidado de los tatuajes o la prevención de rozaduras. También puede usarse para mejorar la dermatitis del pañal, ayuda a retirar el maquillaje y mejorar el aspecto de puntas abiertas y marcas de tinte.
Contraindicaciones y riesgos de su uso
El uso inadecuado de la vaselina puede llegar a causar complicaciones de salud y tener riesgos elevados en ciertas situaciones. Por ello es importante conocerlos para evitar que se produzcan estas contraindicaciones.
Uno de los casos en los que evitar aplicar vaselina es en heridas abiertas o quemaduras importantes, ya sean solares o de otro origen. La barrera protectora que crea sobre la piel hace que no ventile de forma adecuada prolongando la inflamación y retrasando la recuperación.
Otra situación en la que está contraindicado su uso es en pieles grasas o con acné, debido a su naturaleza oclusiva. Por ello, impide que los poros se liberen de suciedad, sebo, células muertas y bacterias. De esta forma, dificulta la oxigenación y, por tanto, favorece la aparición de granos y espinillas.
Por último, hay que descartar su uso como lubricante íntimo, si es alérgico a sus componentes o en la lactancia para los pezones agrietados.