Según el Hospital Clínic de Barcelona, el alzheimer se trata de una enfermedad neurodegenerativa que se produce por fases distinguidas por la pérdida progresiva de las neuronas, que pierden su funcionalidad.

Esta patología se caracteriza porque el paciente tiene olvidos, se desorienta, deja de comunicarse y cada vez es más dependiente para realizar las actividades diarias. Es la forma más común de demencia en las personas mayores.

Un nuevo caso cada 3 segundos

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reporta que se registra un nuevo caso de la enfermedad de Alzheimer cada 3 segundos, sumando 10 millones de casos nuevos cada año. Se prevé que para el año 2050, el número de personas afectadas en el mundo aumentará a más de 150 millones. El costo asociado a la enfermedad de Alzheimer y otras demencias equivale al 1% del PIB mundial.

Fases del Alzheimer

La enfermedad, como muchas patologías, atraviesa varias fases dependiendo de su grado de gravedad:

Fase inicial

La fase inicial del deterioro cognitivo incluye pérdida de memoria, cambios de humor, dificultad con el lenguaje y la comunicación, pero manteniendo la capacidad de realizar actividades y tareas cotidianas.

En esta fase, el paciente puede tener dificultades para recordar citas, nombres y objetos, y tiende a aislarse en un entorno familiar. Puede experimentar cambios de humor, tener dificultades para encontrar palabras precisas y luchar para coordinar gestos y movimientos espontáneos.

A pesar de estas dificultades, el paciente sigue siendo capaz de realizar actividades de la vida diaria y trabajar sin mayores problemas.

Fase moderada

En la fase moderada de la enfermedad de Alzheimer, la memoria del paciente se deteriora progresivamente y olvida acontecimientos recientes. Puede tener reacciones agresivas e irritarse con facilidad, experimentar miedos injustificados y caminar sin rumbo durante horas.

Su vocabulario se empobrece y su comunicación con los demás se hace más difícil. Los gestos se vuelven imprecisos y pueden aparecer movimientos anormales. Su autonomía se pierde gradualmente, lo que significa que necesita una atención constante por parte de los familiares, ya que puede realizar actividades peligrosas.

Fase grave

En la fase grave de la enfermedad de Alzheimer, la memoria del paciente se ve gravemente afectada, olvida acontecimientos recientes y pasados y ya no reconoce a sus familiares cercanos. Sin embargo, puede conservar la memoria emocional y reconocer a quienes le cuidan y quieren.

El comportamiento del paciente es impredecible y puede experimentar cambios repentinos de humor, llorar o agitarse sin motivo aparente. Además, no reacciona de forma coherente ante las situaciones y no entiende las explicaciones.

El lenguaje y la comprensión están muy afectados, el paciente balbucea, repite palabras sin sentido y sólo utiliza correctamente algunas palabras concretas. Además, no entiende lo que se le dice.

La coordinación de los gestos también se ve gravemente afectada, y el paciente pierde el control de sus movimientos, teniendo dificultades para levantarse, sentarse o caminar. El paciente también puede tener problemas para tragar y para controlar los esfínteres, lo que provoca incontinencia.

En esta fase, el paciente es incapaz de realizar cualquier actividad de la vida diaria y suele permanecer en cama, lo que puede provocar la aparición de llagas e infecciones respiratorias.

Por último, suele producirse la muerte debido a enfermedades o infecciones asociadas, a veces como consecuencia de permanecer mucho tiempo tumbado. Es esencial proporcionar cuidados y atención constantes a estos pacientes, ofreciéndoles consuelo y compasión en esta difícil etapa de la enfermedad.

¿Existe tratamiento para el alzheimer?

Actualmente no existe cura para la enfermedad de Alzheimer, pero existen tratamientos que pueden retrasar la progresión de los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente. Algunos de ellos son:

  • Fármacos: existen varios tipos de medicamentos que se utilizan para tratar el Alzheimer. Algunos de ellos pueden mejorar la memoria, la atención y la capacidad de pensar. Otros pueden ayudar a controlar los cambios de humor y el comportamiento.
  • Terapia ocupacional: consiste en realizar actividades que ayuden al paciente a mantener sus habilidades cognitivas y físicas, así como a mantenerse independiente en sus actividades diarias.
  • Terapia de estimulación cognitiva: se basa en ejercicios que estimulan la memoria y la atención del paciente, así como en actividades que fomentan la comunicación y el pensamiento creativo.
  • Ejercicio físico: puede ayudar a mejorar la salud general del paciente, así como a reducir la ansiedad y la depresión.
  • Apoyo psicológico: puede ser útil para los pacientes y sus familias, ya que la enfermedad de Alzheimer puede ser muy estresante. Los profesionales de la salud pueden ayudar a las familias a entender mejor la enfermedad y a aprender cómo cuidar al paciente de manera efectiva.

Es importante destacar que estos tratamientos deben ser prescritos y supervisados por un profesional de la salud capacitado, ya que cada paciente puede requerir un enfoque de tratamiento individualizado.

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