La embolia pulmonar es una condición médica grave que puede poner en riesgo la vida si no se trata a tiempo. Este trastorno ocurre cuando una o más arterias de los pulmones se bloquean, generalmente debido a un coágulo de sangre que se desplaza desde otra parte del cuerpo, comúnmente las piernas, a través del torrente sanguíneo. En este artículo, exploraremos las causas, los síntomas más comunes y el tratamiento para la embolia pulmonar.

Causas de la embolia pulmonar

Una embolia pulmonar suele ser el resultado de un coágulo de sangre que se origina en otra parte del cuerpo y viaja hasta los pulmones, bloqueando una arteria. Esta condición, conocida como tromboembolismo venoso, está frecuentemente relacionada con la trombosis venosa profunda (TVP), que ocurre cuando se forma un coágulo en las venas profundas de las piernas o la pelvis. Cuando parte de este coágulo se desprende, puede viajar hasta los pulmones y causar una embolia.

Entre las principales causas y factores de riesgo se incluyen:

  • Inmovilidad prolongada: Las personas que han estado en reposo por períodos prolongados, como tras una cirugía o un viaje largo, tienen mayor riesgo de desarrollar coágulos.
  • Cirugía: Las intervenciones quirúrgicas, especialmente las que involucran la pelvis, las piernas o el abdomen, aumentan el riesgo de coágulos sanguíneos.
  • Enfermedades crónicas: Afecciones como el cáncer, las enfermedades cardíacas y la insuficiencia pulmonar crónica pueden incrementar el riesgo de trombosis y, por ende, de embolia pulmonar.
  • Antecedentes familiares: Un historial de coágulos de sangre o embolias en la familia puede predisponer a las personas a desarrollar estas complicaciones.
  • Uso de anticonceptivos hormonales: Los anticonceptivos orales y la terapia de reemplazo hormonal también aumentan el riesgo de formación de coágulos en algunas mujeres.

Síntomas de la embolia pulmonar

Los síntomas de una embolia pulmonar pueden variar según el tamaño del coágulo y el área afectada de los pulmones. Algunos pacientes pueden experimentar síntomas leves o incluso no presentar síntomas en absoluto, mientras que otros pueden desarrollar señales graves que requieren atención médica inmediata.

Entre los síntomas más comunes se incluyen:

  • Falta de aire: La dificultad para respirar es uno de los primeros signos de una embolia pulmonar. Puede aparecer de manera repentina o progresar lentamente.
  • Dolor en el pecho: El dolor torácico suele ser agudo y empeora cuando la persona respira profundamente, tose o se inclina.
  • Tos: Algunas personas pueden toser sangre o flema con sangre, lo cual es una señal clara de una complicación grave.
  • Mareos o desmayos: La embolia pulmonar puede causar una caída súbita en la presión arterial, lo que puede llevar a mareos o incluso pérdida del conocimiento.
  • Aceleración del pulso: Un ritmo cardíaco rápido, conocido como taquicardia, es una respuesta común del cuerpo a la falta de oxígeno causada por la obstrucción de las arterias pulmonares.

Es importante destacar que, en algunos casos, los síntomas de una embolia pulmonar pueden ser similares a los de otras afecciones, como un ataque cardíaco o un problema respiratorio. Por eso, ante cualquier síntoma sospechoso, es crucial buscar atención médica de inmediato.

Tratamiento

El tratamiento de la embolia pulmonar busca eliminar el coágulo existente, prevenir la formación de nuevos coágulos y reducir el riesgo de complicaciones a largo plazo. Los enfoques de tratamiento más comunes incluyen:

  • Anticoagulantes: Estos medicamentos, conocidos también como «diluyentes de sangre», no disuelven el coágulo existente, pero evitan que se agrande y previenen la formación de nuevos coágulos. Entre los más utilizados están la heparina y los anticoagulantes orales como la warfarina o los nuevos anticoagulantes directos.
  • Fibrinolíticos: En situaciones graves, cuando el coágulo es grande y amenaza la vida del paciente, se pueden utilizar medicamentos trombolíticos, que ayudan a disolver el coágulo rápidamente.
  • Intervenciones quirúrgicas: En casos extremos, donde los medicamentos no son efectivos o el coágulo es muy grande, puede ser necesaria una cirugía para extraer el coágulo de la arteria pulmonar. También se pueden implantar filtros en la vena cava (gran vena del abdomen) para evitar que los coágulos lleguen a los pulmones.
  • Oxigenoterapia: Si el paciente tiene niveles bajos de oxígeno en sangre, puede necesitar oxígeno suplementario a través de una máscara o catéter nasal.

El tratamiento depende de la gravedad de la embolia y del estado de salud general del paciente. Con una intervención rápida y adecuada, muchos pacientes logran recuperarse completamente, aunque en algunos casos puede requerirse un tratamiento prolongado con anticoagulantes para prevenir futuros episodios.