La irritabilidad es un estado de ánimo caracterizado por reacciones exageradas y desproporcionadas a situaciones comunes o poco importantes de la persona que lo manifiesta. En esos momentos se producen respuestas negativas, episodios de ira, agresividad o enfado, además de estado de estrés, ansiedad o problemas regulación emocional. Todos sufrimos episodios de irritabilidad en ciertas situaciones, aunque la situación se vuelve preocupante cuando estos momentos se vuelven persistentes.
¿Cuáles son los síntomas de la irritabilidad?
Las personas que sufren irritabilidad presentan signos característicos que pueden ayudar a detectar este estado emocional. Entre los más habituales se encuentran enfadarse con rapidez, pasando de la alegría al cabreo instantáneamente; o molestarse con facilidad por cualquier situación o circunstancia que sale de lo habitual.
La ira y la agresividad suelen ser también síntomas habituales de las personas irascibles, lo que provoca que desemboquen en abusos verbales o físicos en las personas que les rodean, ya que no tienen control sobre las reacciones que experimentan.
También es habitual que manifiesten cansancio, dificultades para concentrarse, problemas de sueño o cambios alimenticios.
¿Qué hace que una persona sea irritable?
Existen numerosas causas que pueden desencadenar en este estado emocional que pueden clasificarse según su origen en orgánicas o psicológicas.
Causas físicas de la irritabilidad
Las causas orgánicas o físicas pueden deberse a una baja cantidad de hormonas tiroides o hipotiroidismo que afectan directamente en el estado de ánimo provocando apatía, tristeza o enfermedades como gripe, infección de oído, dolor de muelas, etc. En este grupo también encontramos causas como malos hábitos de sueño o alimentación inadecuada.
Causas psicológicas de la irritabilidad
Entre las causas psicológicas, encontramos gran diversidad de síntomas. Uno de los más comunes es la presencia de un estado ánimo triste, mal humor y conducta hostil. Si esta situación se alarga podría desencadenar en la aparición de una depresión, sobre todo entre la población infantil y adolescente. Estas personas se muestran irritables y a la defensiva, haciendo que todo les parezca mal y les siente mal.
Además, las personas que presentan esta irritabilidad presentan una elevada autoexigencia. Es habitual marcarse metas y objetivos, pero, cuando estos no son realistas y son difíciles de conseguir, provocan frustración en la persona que lo padece.
Por último, el futuro es otro de los grandes condicionantes de nuestro estado emocional, ya que, no saber cómo evolucionará nuestra vida, nos provoca alteraciones emocionales.
Cómo controlar y superar la irritabilidad
Conociendo las causas que pueden provocan la irritabilidad, existen una serie de pautas y consejos que pueden ayudarte a controlar mejor la situación. Si el problema se alargara y acrecentara sería necesario buscar ayuda de un profesional.
- Lo primero ha de ser identificar la posible causa o causas que están desencadenando en esta situación. De esta forma será más fácil solucionar el problema.
- Una vez identificado es importante que te dediques tiempo de calidad a ti mismo para cuidar de tu salud física y mental. Desconectar hará que tu estado de ánimo mejore y no te sientas tan irascible.
- Además, has de actuar controlando tu conducta y reflexionando antes de hacerlo, de cara a valorar la situación antes de reaccionar de manera desproporcionada.
- Por último, sigue rutinas saludables, haz deporte y planifica actividades que te gusten. Llevar una vida y hábitos saludables, buenas rutinas de sueño y planificar cosas que nos gusten hará que mejore nuestro humor.