La pandemia y las consecuencias derivadas de la misma han provocado un enorme impacto en la salud mental de la población. El incremento de los problemas de salud mental ha conllevado, por otro lado, una mayor sensibilización por parte de la población ante este tipo de patologías. Con ello, se han tomado diferentes para dar respuesta a las crecientes necesidades de la población relacionadas con el aumento de los trastornos mentales.

Es importante plantearse la eliminación definitiva del estigma que acompaña a las enfermedades mentales. En un nuevo encuentro de Ciencia en Constante Evolución: Salud Mental, de estigma a prioridad social organizado por la Fundación Pfizer, se aborda este tema.

Durante el evento se ha analizado el impacto de la pandemia en la salud mental durante los últimos años, especialmente entre los sectores más afectados. También se han querido destacar las nuevas medidas que se están implementando actualmente para mejorar la situación actual, así como para eliminar el estigma social todavía existente.

Todo ello gracias a la participación de ponentes como María Ángeles Durán, catedrática de Sociología, doctora en Ciencias Políticas y profesora de Investigación en el CSIC, y el Dr. Celso Arango, catedrático de Psiquiatría, pasado presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental; y jefe de Servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Como moderador ha ejercido el divulgador científico Luis Quevedo.

La comunicación como herramienta clave para la salud mental entre los jóvenes

La población infantojuvenil ha visto como se han acrecentado los problemas de salud mental durante los últimos años, llenando hospitales de adolescentes con enfermedades como depresión, ansiedad, trastornos de la alimentación o la ideación del suicidio.

Por este motivo, se ha vuelto a aprobar la especialidad de Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia, permitiendo realizar la residencia en medicina centrándose en este sector de la población, con el fin de hacer frente a las demandas actuales y a la toma de decisiones en relación con este grupo poblacional.

El presidente de la fundación, Sergio Rodríguez, considera que “para mantener una buena salud mental, ya sea en jóvenes o en adultos, lo más importante es la educación socioemocional desde las primeras etapas de la vida y una buena comunicación. Compartir cómo te sientes, no es necesario que sea con psicólogos o psiquiatras, sino con las personas de tu alrededor, amigos o familiares. Es importante fomentar el respecto hacia la diversidad y la capacidad de detectar el sufrimiento ajeno, así como comunicar la necesidad de ayuda sin vivirlo de forma vergonzosa”.

Trabajar contra el estigma social de la salud mental

“El recelo social hacia la enfermedad mental deriva principalmente del temor a las reacciones imprevisibles de los enfermos, según cuenta la catedrática de Sociología, María Ángeles Durán. “También deriva del coste humano y económico que conlleva para las familias de los enfermos, por su dificultad para incorporarse al proceso productivo y ser autónomos, social y económicamente”.

El Dr. Celso Arango añado que “hay que acabar con el estigma que supone el silencio. Que haya personas conocidas visibilizándolo es muy importante para eliminar estos estigmas. Hay muchas ocasiones en las que las personas con enfermedades mentales se tienen que enfrentar, además, al estigma social y la discriminación que existe hacia este tipo de patologías.

Evolución de nuestra salud mental

Existen variables que afectan a nuestra salud mental, como los cambios en el estilo de vida, las condiciones sociales y económicas, o los acontecimientos históricos recientes.

Mª Ángeles Durán añade que “se están produciendo cambios sociales muy heterogéneos, y cada uno de ellos tiene una influencia distinta sobre la estabilidad y el deterioro mental. Algunas de las conductas que hoy se consideran desviaciones y enfermedades mentales, en el futuro dejarán de serlo, pero surgirán nuevas patologías, por ejemplo, las relacionadas con los hábitos alimentarios y el uso obsesivo de nuevas tecnologías”, y también constata que “en las próximas décadas los problemas de salud mental vinculados al envejecimiento seguirán en aumento, lo que obligará a que se modifique el sistema sanitario, el residencial y los estilos de vida, no solo de los mayores sino de toda la población”.

Por su lado, el Dr. Celso Arango, se centra en los jóvenes, ya que es en esta edad cuando aparecen la mayoría de los trastornos mentales. Las enfermedades mentales son la segunda causa de muerte entre los jóvenes, tras los accidentes de tráfico. Los trastornos mentales producen un mayor impacto en la vida de las personas entre los 10 y 20 años que el resto de las enfermedades médicas juntas”.

Las mujeres, con menos recursos para afrontar problemas de salud mental

“Las mujeres tienen menos recursos sociales y económicos para afrontar cualquier tipo de enfermedad y están peor cubiertas por el sistema sanitario”, comenta Mª Ángeles Durán. “Además, son más longevas que los hombres, tienen peores pensiones de vejez y no disponen de un cónyuge que las cuide durante los últimos años. Ante la carencia de este tipo de soluciones, corren el riesgo de no ser bien cuidadas o de sufrir una medicalización excesiva”.

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