El 3,5% de las personas de entre 40 y 80 años padece glaucoma, una enfermedad silente que, si no se aborda a tiempo, puede desembocar en ceguera irreversible. Por lo tanto, su tratamiento debe ser lo más rápido y efectivo posible, en aras de preservar la visión de los pacientes. En este sentido, el 18º Congreso de la Sociedad Española de Glaucoma (SEG), que se ha celebrado en Sevilla, ha acogido un simposio organizado por AbbVie en el que se han analizado los últimos 10 años de experiencia en cirugía de glaucoma.
El glaucoma es una enfermedad en la que la presión intraocular (PIO) del ojo aumenta hasta dañar el nervio óptico, provocando una pérdida visual irreversible que comienza desde los laterales, y que se extiende hacia la visión central. Pese a su gravedad, se calcula que al menos el 50% de los casos de glaucoma siguen sin ser diagnosticados en Europa1.
Por estos motivos, no es de extrañar que el algoritmo terapéutico del glaucoma haya evolucionado significativamente en la última década: “Estamos ante un paradigma de envejecimiento de la población que ha provocado un aumento gradual en el número de pacientes con glaucoma en las consultas de Oftalmología”, ha recordado el doctor Jesús Hernández Barahona, oftalmólogo, jefe de la Unidad de Glaucoma del Hospital Universitario Virgen de Valme y moderador de la sesión.
Este algoritmo terapéutico suele implicar el uso del tratamiento con gotas, lo que exige un elevado nivel de adherencia terapéutica por parte del paciente. Es por ello que, durante la reunión, los especialistas pusieron en valor el manejo intervencionista, incluyendo la cirugía de glaucoma, un área que ha experimentado un extraordinario progreso en la última década.
“La cirugía de glaucoma es cada vez más efectiva y menos invasiva. Los últimos avances han demostrado grandes resultados para los pacientes. Es el momento de dar el paso hacia un manejo intervencionista del glaucoma”, ha señalado el doctor Hernández Barahona.
Nuevos datos de eficacia y seguridad de XEN®63
En comunicación oral durante el congreso, el profesor José María Martínez de la Casa, catedrático de Oftalmología de la Universidad Complutense y jefe del Departamento de Glaucoma del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, ha presentado el estudio ‘Effectiveness and safety of XEN®63 in patients with primary-open-angle glaucoma’, que evalúa la eficacia y seguridad de este implante indicado para la reducción de la PIO en pacientes con glaucoma primario de ángulo abierto cuando los tratamientos farmacológicos previos han fallado. Se trata de un pequeño tubo de gel biocompatible que permite que el humor acuoso fluya directamente de la cámara anterior hacia el espacio subconjuntival, permitiendo, en última instancia, la reducción de los niveles de PIO.
Este estudio, que ha sido publicado en ‘Scientific Reports’, incluye los resultados de 80 pacientes con XEN®63 y seguimiento de un año; y obtuvo una tasa de éxito quirúrgico del 68,8%. Se demostró una reducción significativa de la PIO media (de 21,1 a 14,2 mmHg); así como la disminución de la necesidad de medicación hipotensora (de 2,3 a 0,3), tanto en pacientes operados de glaucoma como en aquellos a los que se les trató conjuntamente por glaucoma y cataratas, sin haberse encontrado diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos.
“Otra ventaja de este dispositivo es que se coloca mediante cirugía mínimamente penetrante”, detalló el profesor Martínez de la Casa. “Es decir, un tipo de intervención menos invasiva, más rápida y que permite una recuperación más acelerada del paciente”, ha asegurado. Esto no solo repercutiría en beneficios para el paciente: también sobre las listas de espera de Oftalmología, la segunda especialidad más saturada en sus consultas, y la tercera con más actividad quirúrgica.
Es importante recordar que el glaucoma es una enfermedad que cursa sin síntomas, a excepción de la pérdida gradual de la visión periférica, provocando lo que se conoce como “efecto túnel”. En este sentido, cobra importancia la realización de revisiones periódicas con el oftalmólogo para detectar la enfermedad a través de la medición de la PIO y, de este modo, evitar posibles casos de ceguera irreversible.