La menopausia es una etapa natural en la vida de las mujeres, caracterizada por cambios hormonales que pueden tener diversos efectos en el cuerpo. Uno de los problemas de salud que pueden surgir durante esta etapa es la trocanteritis, una inflamación dolorosa de la zona del trocánter mayor, la parte superior del fémur. Aunque la trocanteritis no es exclusiva de la menopausia, existe una relación entre ambos.
¿Qué es la trocanteritis?
La trocanteritis, también conocida como bursitis trocantérea, es una inflamación de la bursa, una pequeña bolsa de líquido que sirve para amortiguar el roce entre el hueso y los tejidos blandos cercanos, como los tendones y los músculos. Esta afección se presenta con mayor frecuencia en la cadera y se manifiesta con un dolor localizado en la parte externa de esta.
El dolor puede empeorar con actividades como caminar, subir escaleras o acostarse sobre el lado afectado. En los casos más graves, incluso el reposo no alivia los síntomas, generando un impacto negativo en la calidad de vida.
¿Por qué la menopausia puede predisponer a la trocanteritis?
Durante la menopausia, las mujeres experimentan una disminución significativa de los estrógenos, una hormona que juega un papel crucial en la salud de los huesos y los tejidos blandos. Los estrógenos no solo ayudan a mantener la densidad ósea, sino que también tienen un efecto antiinflamatorio y ayudan en la regeneración de los tejidos.
Con la disminución de los estrógenos, se vuelve más común la aparición de problemas articulares y musculoesqueléticos, como la osteoporosis, la artritis y, por supuesto, la trocanteritis. La falta de esta hormona contribuye a una menor elasticidad de los tendones y una mayor susceptibilidad a la inflamación.
Además, los cambios en la distribución de la grasa corporal, que también son comunes en la menopausia, pueden generar mayor presión en las articulaciones y en zonas específicas como la cadera, lo que incrementa el riesgo de desarrollar trocanteritis.
¿Cómo prevenir y tratar esta condición?
Afortunadamente, existen varias formas de prevenir y tratar la trocanteritis durante la menopausia. Algunos de los métodos incluyen:
- Fortalecimiento muscular: realizar ejercicios de fortalecimiento de los músculos que rodean la cadera puede reducir la presión sobre la bursa y prevenir la inflamación. El ejercicio regular también ayuda a mejorar la flexibilidad y la estabilidad articular.
- Fisioterapia: si ya se presenta dolor, la fisioterapia es una opción recomendada. El fisioterapeuta puede realizar técnicas específicas, como estiramientos y masajes, para aliviar la inflamación y mejorar la movilidad.
- Cambios en la actividad física: evitar actividades que generen demasiada presión sobre la cadera, como subir escaleras o correr en superficies duras, puede ser clave para evitar que el problema empeore.
- Tratamiento médico: en casos más graves, el médico puede recomendar antiinflamatorios no esteroides (AINEs) para aliviar el dolor y la inflamación. En algunos casos, también se pueden utilizar infiltraciones con corticoides para reducir la inflamación de manera más rápida y efectiva.
- Suplementos y terapia hormonal: para aquellas mujeres que experimentan una baja densidad ósea debido a la menopausia, los suplementos de calcio y vitamina D pueden ser beneficiosos. La terapia hormonal sustitutiva (THS) también puede ser una opción para algunas mujeres, aunque debe evaluarse cuidadosamente con un médico debido a los posibles riesgos asociados.
Ante esto, es importante para las mujeres estar atentas a los síntomas de dolor en la cadera y buscar atención médica si es necesario. Además, adoptar un enfoque preventivo a través del ejercicio, una dieta adecuada y, si es necesario, la intervención médica, puede mejorar significativamente la calidad de vida durante esta etapa. Cuidar de los huesos y articulaciones en la menopausia es esencial para mantenerse activas y saludables a largo plazo.