Los estrógenos son un grupo de hormonas que desarrollan un papel fundamental en el cuerpo de la mujer y cuya presencia influye en numerosos procesos vitales, tejido y órganos, influyendo en la salud del corazón, los huesos, la piel, la silueta, la salud sexual y reproductiva e, incluso, el estado de ánimo.
Estas hormonas, que están presentes en todas las edades de la mujer, están producidas principalmente por los ovarios, aunque pueden encontrarse en menor cantidad en otras partes del cuerpo, como son las células grasas y las glándulas suprarrenales.
Además de beneficios, los estrógenos comportan una serie de riesgos lo que hace que su papel se convierta en un tema crucial para la salud de la mujer.
Función vital en distintas partes del cuerpo
El nivel de estrógenos cambia y fluctúa en las distintas etapas de la vida, influenciados en muchas ocasiones por el tipo de alimentación o el estilo de vida que influyen directamente en sus niveles. Estos cambios pueden producir cambios de humor antes de la menstruación o sofocos durante la menopausia. Por su parte, durante la etapa reproductiva, los estrógenos suelen mantenerse estables.
En este sentido, cuando sus niveles son óptimos ejercen una influencia positiva en la salud, especialmente en algunas partes del cuerpo. Un ejemplo de sus beneficios es el mantenimiento de los huesos fuertes, contribuyendo al equilibrio entre su proceso de formación y destrucción.
Ayudan también a proteger el corazón, metabolizando las grasas, regulando el colesterol malo y aumentando el bueno. También previenen la formación de depósitos de calcio en las paredes arteriales, reduciendo el riesgo de que se obstruyan.
Otro de sus beneficios es el cuidado del cerebro y el mantenimiento de la memoria, ya que estimulan el flujo sanguíneo de esta parte del cuerpo. Los estrógenos contribuyen al buen estado cognitivo. Además, al afectar al buen funcionamiento de los neurotransmisores en zonas del cerebro implicadas en la emoción, ayudan a mantener el buen humor de la persona y ayudan a mantener mejor las situaciones de estrés.
Por último, los estrógenos son responsables el mantenimiento del colágeno haciendo que la piel tenga mayor flexibilidad y firmeza, manteniéndose más hidratada y, por tanto, reduciendo la posibilidad de arrugas.
Aumento y descenso de estrógenos
La alimentación, así como el ciclo menstrual influyen directamente en el incremento de estrógenos, algo que ocurre también durante el embarazo. Por ello, y durante esta etapa, es importante reducir el consumo de carnes rojas y embutidos, lácteos enteros, alcohol y azúcar para facilitar la reducción de sus niveles. Además, el consumo de alimentos ricos en fibra también ayudará a mejorar la situación.
Por otro lado, y cuando los niveles de estrógenos son bajos, los riesgos relacionados con la salud aumentan. Por ello, es importante tomar una serie de medidas para cuidar los huesos, el corazón y el sistema nervioso, partes donde éstos influyen directamente.