La rubéola, también conocida como sarampión alemán, es una infección viral que afecta principalmente a los niños, aunque también puede presentarse en adultos. A pesar de ser generalmente leve, puede tener graves consecuencias si se contrae durante el embarazo. Gracias a las vacunas, la rubéola es una enfermedad prevenible, pero sigue siendo importante conocer sus síntomas y formas de contagio para proteger nuestra salud y la de quienes nos rodean.

Es causada por el virus de la rubéola, que se transmite de persona a persona principalmente a través de las secreciones respiratorias, como cuando alguien infectado tose o estornuda.

Síntomas de la rubéola

Los síntomas de esta enfermedad suelen ser leves y pueden ser confundidos con los de otras infecciones virales. Por ello, se considera importante estar atentos a los siguientes signos, que generalmente aparecen entre dos y tres semanas después de la exposición al virus:

Erupción cutánea

  • Erupción facial: es uno de los signos más distintivos de la rubéola. Se reconoce como una erupción que comienza en la cara y luego se extiende al resto del cuerpo. La erupción consiste en pequeñas manchas rosadas que se agrupan y puede durar entre dos y tres días.

ntomas generales

  • Fiebre leve: la temperatura corporal puede elevarse ligeramente, aunque no suele llegar a ser una fiebre alta.
  • Dolor de cabeza: es común experimentar una leve cefalea, que generalmente es pasajera.
  • Congestión nasal: similar a los síntomas de un resfriado común, se puede presentar congestión o secreción nasal.
  • Dolor de garganta: pueden surgir molestias al tragar o una sensación de irritación en la garganta.
  • Ganglios linfáticos inflamados: los ganglios linfáticos, especialmente los que están detrás de las orejas y en la parte posterior del cuello, pueden inflamarse y volverse dolorosos al tacto.

ntomas adicionales en adultos

  • Dolor en las articulaciones: los adultos, particularmente en el caso de las mujeres, pueden experimentar dolor en las articulaciones, especialmente en las manos, muñecas y rodillas. Estos dolores articulares pueden durar días o incluso semanas.

En la mayoría de los casos, los síntomas desaparecen por sí solos en aproximadamente una semana.

¿Cómo se contagia la rubéola?

Es una enfermedad altamente contagiosa y se propaga principalmente a través de gotitas respiratorias cuando una persona infectada tose, estornuda o incluso habla. Además, puede transmitirse al compartir utensilios, vasos o toallas contaminadas.

De persona a persona

  • Contacto cercano: se transmite fácilmente en lugares donde las personas están en contacto cercano, como escuelas, guarderías o en el hogar.
  • Periodo contagioso: una persona infectada puede ser contagiosa desde una semana antes de que aparezca la erupción hasta aproximadamente una semana después. Esto significa que alguien podría estar transmitiendo el virus antes de darse cuenta de que está enfermo.

De madre a hijo

  • Embarazo: si una mujer embarazada contrae rubéola, el virus puede atravesar la placenta e infectar al feto. Esto puede causar una serie de graves complicaciones conocidas como ndrome de rubéola congénita (SRC), que incluye defectos de nacimiento como sordera, cataratas, problemas cardíacos y retrasos en el desarrollo. El SRC es una razón fundamental por la que la vacunación contra la rubéola es tan crucial.

Prevención y tratamiento

  • Vacunación

La forma más efectiva de prevenir la rubéola es a través de la vacunación. La vacuna contra la rubéola suele administrarse en combinación con las vacunas contra el sarampión y las paperas en la vacuna triple viral (MMR por sus siglas en inglés). Esta vacuna se administra en dos dosis, la primera entre los 12 y 15 meses de edad, y la segunda entre los 4 y 6 años.

Tratamiento de la rubeola

No existe un tratamiento específico para la rubéola. El manejo de la enfermedad se centra en aliviar los síntomas. Algunas medidas que pueden ayudar incluyen reposo, hidratación y alivio del dolor.

En mujeres embarazadas que hayan estado expuestas al virus, es crucial consultar con un médico de inmediato para evaluar los riesgos y discutir posibles opciones de tratamiento.