Un embarazo es sinónimo de cambios en el cuerpo de una mujer. Hay que partir de la base de que algunos de esos cambios son normales, pero otros pueden referenciar síntomas de que algo no va bien y resulta complejo distinguir entre ambos casos. Una de esas transformaciones ligadas al embarazo tiene que ver con el flujo vaginal o moco cervical. Esta es una sustancia espesa que envuelve parte interior de la vagina con el objetivo de evitar cualquier tipo de infecciones en ella.

Los cambios en el flujo vaginal pueden comenzar dos semanas después de la concepción o incluso antes de acabar con el período. Esta secreción se manifiesta con más presencia y es más abundante a medida que avanza el embarazo. Ya en las últimas semanas de la gestación, el flujo puede estar formado por una mucosidad más espesa y con vetas de sangre, lo que se corresponde con una señal temprana de parto.

Esta sustancia cambia según el momento en que se encuentre la mujer. Durante su etapa fértil, el moco se vuelve espeso para evitar infecciones. Sin embargo, cuando está a punto de ovular, el flujo es más abundante para quelos espermatozoides pueden moverse con mayor facilidad y tengan más posibilidades de sobrevivir.

¿Cómo debe ser el moco cervical durante el embarazo?

Las hormonas también cambian durante el embarazo, lo que provoca que el flujo vaginal también varíe y aparezca un tipo de secreción llamado leucorrea que adquiere un color blanco, una textura pegajosa y debe ser inoloro. Es común que se asocie la leucorrea con las mujeres que esperan un bebé, aunque también puede aparecer en mujeres no embarazadas leucorrea.

Este flujo es mucho más abundante y grueso durante el embarazo ya que, durante los primeros días, hay un gran aumento en el nivel de estrógenos que provocan una mayor circulación de sangre en la vagina. Esta es la forma que utiliza el cuerpo para limpiar la zona vaginal.

¿Cómo puedo evitar las infecciones vaginales mientras estoy embarazada?

El incremento de la secreción vaginal con leve olor durante el embarazo es normal, pero los colores y olores no habituales suelen ser síntomas de una infección. Estas son algunas de las recomendaciones más importantes para cuidar la salud vaginal durante el embarazo:

  1. Utilizar ropa interior hecha de una tela transpirable.
  2. Evitar el uso de tampones.
  3. Elegir productos de cuidado personal y artículos de higiene sin olor, incluso papel higiénico y jabones sin olor.
  4. Usar toallas protectoras para absorber la secreción excesiva.
  5. Evitar el uso de tampones.
  6. Secar los genitales cuidadosamente después de la ducha
  7. Llevar una dieta saludable y evitar el azúcar en exceso, ya que puede estimular las infecciones de candidiasis.
  8. Probar alimentos y suplementos probióticos que sean seguros durante el embarazo para evitar los desequilibrios bacterianos en la vagina.

¿Cuándo debo preocuparme por el aumento del flujo?

– Cuando pueda deberse a una infección vaginal.

– Cuando se trate de un flujo muy acuoso una vez superada la fase embrionaria.

– Si tiene mal olor o se presenta de un color verdoso o amarillo intenso, ya que puede suponer una infección por hongos o bacterias que conviene tratar antes del parto.

– Si se debe a alguna fisura o rotura de membranas, lo que requiere supervisión médica y puede suponer un reposo para el resto del embarazo.

¿Cuándo debo acudir al médico?

Si el flujo cambia de color o consistencia y comienza a oler mal o si sientes picor o escozor al orinar, es conveniente acudir al médico. Además, la aparición de cualquier otro síntoma de secreción que no sea habitual puede deberse a una infección o problema en el embarazo. Los hongos son muy comunes durante el proceso de gestación y la solución para eliminarlos suelen ser los supositorios o las cremas vaginales recetadas por el médico.

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