El útero septo o tabicado consiste en una alteración de la cavidad uterina que está separada en dos partes por un tabique o especie de pared fibrosa. En algunos casos sólo separa una parte del útero que se denomina útero septo parcial. En muchos otros, la división es completa por lo que se califica como útero septo completo.

El útero, las trompas de Falopio y la vagina proceden de unas estructuras del embrión denominadas conductos de Müller. Se trata de dos formaciones tubulares que aparecen a ambos lados del cuerpo que, alrededor de la semana 10 de gestación, se fusionan en la línea media.

Llegada la semana 20 el tabique que separa ambos conductos se ha tenidos que reabsorber para que no se dé lugar a esta condición que puede tener consecuencias en el canal cervical e, incluso, vaginal y renal.

Consecuencias del útero septo

Aunque es una de las malformaciones uterinas congénitas más frecuente no suele diagnosticarse hasta que la mujer busca quedarse embarazada. En este momento, la concepción del embrión se complica y es difícil que la mujer se que lo padece se quede embarazada. Además, y aunque el embarazo se produzca, la paciente suele sufrir abortos y no consigue que este prospere. Todo esto se produce porque la división del útero produce que el embrión o la placenta se implanten en el tabique o porque no haya espacio suficiente para el desarrollo del feto.

Las mujeres que tienen esta condición pueden quedarse embarazadas y, con determinados cuidados, el embarazo puede llegar a término. Aún así, es probable que sea necesario practicar una cesárea por la forma que presenta el útero y por las complicaciones que esto puede implicar.

El útero tabicado también puede aumentar el riesgo de parto pretérmino o alteraciones de la placentación que pueden conllevar la aparición de crecimiento intrauterino retardado (CIR).

Diagnóstico y tratamiento del útero tabicado

La mayoría de las mujeres con esta malformación uterina son asintomáticas por lo que el diagnóstico no se produce de manera precoz. Para poder diagnosticarlo es necesario recurrir a distintas pruebas de imagen como son la ecografía transvaginal; la histerisalpingografía, que consiste en una radiografía del útero y las trompas de Falopio; la histeroscopia, que se realiza introduciendo el endoscopio a través del canal vaginal para ver la cavidad uterina; o la resonancia magnética.

Estas pruebas suelen realizarse durante un estudio de fertilidad femenina y permiten valorar si el tabique es parcial o completo. Además, ayudan a valorar una posible cirugía en función del grosor que tiene el septo.

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