“La amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas.” Aristóteles. Así explicaba el filósofo griego y, siglos después, el psicólogo Carl Rogers seguía en la historia definiendo la amistad como: “una relación afectiva basada en la comunicación, la comprensión, el apoyo mutuo además del afecto y la armonía entre sus miembros”.

La persona es un ser en sociedad y por eso la soledad da miedo, así que es necesario que las relaciones sean duraderas.

¿Cuáles son las claves para una amistad duradera?

  • Evaluación personal:

Si buscamos unas cualidades en los demás, es necesario analizar si nosotros también cumplimos con esos “requisitos”. No es necesario tenerlos todos, porque somos limitados, pero puede ayudar a reconocernos en el otro y entender las limitaciones del otro, para ayudar y ayudarnos a mejorar. También, es importante reconocer si nuestros pensamientos están centrados en uno mismo o en el bien del otro.

  • Escucha del otro:

La escucha activa es una parte esencial, para reconocer al otro y, verdaderamente, centrarnos en la otra persona. Es necesario que, si un amigo te cuenta una situación personal, se debe profundizar en el tema y escuchar plenamente lo que te explica.

  • Empatía:

La empatía es la capacidad de comprender lo que el otro siente y, de alguna forma, ponerse en los zapatos del otro. Es decir, alegrarse con sus alegrías y sentir su tristeza (sin dejar que afecte directamente, para poder ayudarlo desde la propia fortaleza).

  • Conocer las diferencias:

Recuperando lo que decía Aristóteles, “una sola alma”, es en lo diferente dónde se construye algo nuevo, propio y bueno. Una verdadera amistad, reconoce que en muchas situaciones habrá desacuerdos, expectativas diferentes, opiniones distintas y perspectivas. Sin embargo, sabe que en esas opiniones no está basada la amistad.

  • Honestidad

Si una relación personal se basa en medias verdades o mentiras, pronto caerá. Igualmente ocurre con la amistad, la verdad unirá y generará confianza, que incluye la sensación de apoyo en el otro sin reparo. Pues, si no ocurre así, el vínculo será meramente superficial y no perdurará en el tiempo. Asimismo, un verdadero amigo corrige cosas que el otro pueda mejorar o lo que quizás le incomoda de la otra persona.

  • Confidencialidad

Muy unido a la honestidad, encontramos la confidencialidad, en la que se espera que el amigo guarde como un tesoro lo que conoce de ti. Al final, si se confía una verdad, es un regalo que se le hace a la persona, pues es parte de la intimidad personal y muestra respeto. Es ahí, donde la amistad es verdadera ya que se reconoce esa relación como un sitio seguro.

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