La diverticulitis o diverticulosis es la presencia de divertículos asintomáticos en el colón. Se trata de pequeñas bolsas o sáculos que protruyen desde la luz del intestino hacia el exterior de éste. Cuando se produce la inflamación aguda de los divertículos se produce la diverticulitis. Aunque lo habitual es que se produzcan en el colon, los divertículos también pueden aparecer en el esófago o el duodeno.

Estas bolsas se localizan la mayoría de las veces en una zona del colón izquierdo que se denomina sigma. Estos divertículos se producen por un aumento de la presión interna del colón. Con el tiempo, este crecimiento provoca que las capas internas, que son la mucosa y la submucosa, se hernien a través de las zonas más débiles.

¿Cómo saber si padeces diverticulitis?

La mayor parte de los pacientes que padecen esta dolencia se mantienen asintomáticos y sin ningún tipo de molestia ni problemas clínicos. En aquellos que presentan síntomas puede aparecer dolor abdominal continuo o intermitente que se produce en la zona inferior izquierda del abdomen en la fosa ilíaca. Para aliviar este síntoma es importante expulsar gases.

Entre otros síntomas habituales podemos encontrar la presencia de diarrea o estreñimiento, con cambios constantes en el ritmo intestinal; la sensación de náuseas o los episodios de fiebre.

En aquellos casos en los que la diverticulitis se complica se puede producir una hemorragia de origen diverticular que se expulsará a través de sangre en las heces. Si no se trata correctamente puede derivar en una perforación colónica o en una peritonitis aguda.

Prevención y causas de la diverticulitis

La prevención de esta dolencia es similar a la de muchas otras, por lo que las recomendaciones más importantes para evitarla son la práctica de hábitos saludables, tales como una dieta equilibrada y rica en fibra, así como la práctica de ejercicio físico. También hay que evitar el alcohol y el tabaco. Además, es importante evitar el consumo excesivo de carnes rojas y el sedentarismo.

Respecto a las causas no existe evidencia de la causa principal, aunque se cree que tiene origen genético o de los factores de estilo de vida.

Diagnóstico y tratamiento de la diverticulitis

Para determinar la presencia de diverticulitis el especialista realizará una buena historia clínica al paciente antes de evaluar que pruebas son necesarias para confirmar el diagnóstico. Una vez evaluados los síntomas el médico deberá realizar exámenes radiológicos o endoscópicos, tales como el enema opaco, la colonoscopia, la ecografía o la tomografía axial computerizada (TAC).

Una vez confirmado el diagnóstico, el tratamiento irá encaminado a aliviar los síntomas y prevenir futuras complicaciones de la enfermedad. Para ello es importante, además de los posibles fármacos, seguir una dieta rica en fibra vegetal para ayudar en el proceso. Además, el tratamiento variará en función del grado de la enfermedad, siendo en algunos casos necesaria la cirugía cuando la evolución se complique.