Hay situaciones donde la fotosensibilidad hacia la radiación ultravioleta, los conocidos como rayos UV, son realmente peligrosos para nuestra piel. Algunas personas pueden desarrollar la llamada alergia al sol: una reacción del sistema inmune hacia la luz del sol. En estos casos, la protección de la dermis es fundamental para mantener una buena salud. A continuación se resuelven algunas dudas sobre esta dolencia.

Según nos adentramos en el siglo XXI, la humanidad se conciencia cada vez más en la importancia de echarse crema solar a diario. Incluso aunque no haga sol, los beneficios son indudables, tanto en el plano sanitario -evita el riesgo de desarrollar melanomas- como en el estético, ya que retrasa la aparición de marcas propias de la vejez. Pero más allá de este remedio imprescindible, existen otras formas de combatir esta reacción inmunitaria hacia la luz solar:

¿Qué es exactamente la alergia al sol?

El término científico designado es erupción de luz polimórfica. La erupción suele aparecer en el cuello, manos, brazos y piernas. Normalmente la sintomatología no pasará de un enrojecimiento levemente doloroso de la piel, pero en los casos más graves la alergia llegará incluso a afectar a las zonas de la piel cubiertas, con mayores daños y dolor.

Los científicos desconocen exactamente las causas de esta reacción inmunitaria hacia los rayos solares. El sistema inmune detecta como nociva la exposición a los rayos UV y se activa para combatirlo.

¿Qué tipos de alergias al sol existen?

  • Prurigo actínico: Generalmente presente en los indígenas americanos, tanto de América del Norte, Sur y Central. Sus síntomas suelen comenzar antes, durante la infancia o la adolescencia. Varias generaciones de la misma familia pueden tener antecedentes del problema, ya que es hereditario. Normalmente produce un sarpullido doloroso en las primeras dos horas tras la exposición al sol. La erupción generalmente aparece en las partes expuestas al sol del cuello, la parte superior del pecho, los brazos y la parte inferior de las piernas. Además, pueden producirse escalofríos, dolor de cabeza, náuseas y una sensación de malestar general. En casos raros, pueden aparecer pequeñas ampollas bajo la piel.
  • Erupción fotoalérgica: Esta forma de alergia solar desencadena una reacción cutánea por el efecto de la luz solar sobre una sustancia química que se ha aplicado en la piel (a menudo, un ingrediente de filtros solares, fragancias, cosméticos o pomadas antibióticas) o tras ingerir un fármaco. Los medicamentos recetados comunes que pueden causar una erupción fotoalérgica incluyen antibióticos, analgésicos y diuréticos para la presión arterial alta o para problemas cardíacos. Debido a que la erupción fotoalérgica es una reacción retardada, es posible que los síntomas de la piel no comiencen hasta uno o dos días después de la exposición al sol.
  • Urticaria solar: Son protuberancias grandes, rojas y que producen escozor en la piel expuesta al sol. Es una condición rara que afecta con mayor frecuencia a mujeres jóvenes.

¿Cómo tratar la alergia al sol?

Si se tiene una reacción del sistema inmune hacia la luz, se debe reducir la exposición regular al sol de inmediato. Otros tratamientos dependen del tipo específico de alergia al sol. Para los síntomas leves, se han de aplicar compresas frías (como un paño húmedo y frío) así como agua fría en las zonas quemadas en general. Para síntomas más severos, el médico puede sugerir otro tipo de medicamentos.

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