¿Has oído hablar de la estimulación cerebral profunda? Se trata de un tipo de estímulo que se efectúa con un dispositivo que se llama neuroestimulador. El objetivo es enviar señales eléctricas al cerebro para que, así, se pueden controlar aspectos como el movimiento, el estado de ánimo, el dolor, etcétera.
En este artículo vamos a contarte qué es la estimulación cerebral profunda o «deep brain stimulation» y en qué casos se utiliza para que, así, conozcas mejor el funcionamiento de este tratamiento médico.
¿Qué es la estimulación cerebral profunda (ECP)?
La estimulación cerebral profunda consiste en implantar electrodos en algunas áreas del cerebro. Los electrodos generan impulsos eléctricos con los que se pueden controlar los que carecen de parámetros normales.
La cantidad de estimulación utilizada puede controlarse mediante un dispositivo parecido a un marcapasos colocado en la parte superior del tórax, debajo de la piel. Este mecanismo está dotado de un cable responsable de conducir los electrodos al cerebro.
¿Qué afecciones trata la estimulación cerebral profunda?
La estimulación cerebral profunda trata diferentes patologías. Es muy empleado en el caso de los trastornos del movimiento como la enfermedad de Parkinson, aunque también se utiliza en el caso de trastornos mentales como los TOC. Incluso en Estados Unidos se permitió su uso para reducir las convulsiones en epilepsias severas.
Este tipo de tratamientos solo están disponibles para aquellas personas que son incapaces de controlar los síntomas de sus afecciones a través de la medicación. A continuación vamos a resumir las patologías que normalmente trata la estimulación cerebral profunda:
- Epilepsia
- Temblor esencial
- Distonía
- Enfermedad de Parkinson
- Trastorno obsesivo compulsivo
Actualmente, este tipo de tratamiento también está siendo estudiado para tratar las siguientes patologías:
- Cefalea de Horton
- Dolor crónico
- Síndrome de Tourette
- Enfermedad de Huntington
Principales riesgos de la cirugía
Por regla general, la estimulación cerebral profunda apenas entraña peligros para la seguridad del paciente. Sin embargo, cualquier cirugía conlleva un riesgo. Además, este procedimiento puede acarrear efectos secundarios.
En la estimulación cerebral profunda se realizan una serie de orificios en el cráneo con objeto de implantar los electrodos. Además, consta de un procedimiento quirúrgico al implantar un dispositivo con baterías debajo de la piel en la zona del pecho. Por tanto, las complicaciones de la estimulación cerebral profunda que pueden presentarse son las siguientes:
- Convulsiones
- Problemas de índole cardiaca o respiratoria
- Náuseas
- Infección
- Colocación incorrecta
- Accidente cerebrovascular
- Hemorragia cerebral
Efectos secundarios tras la cirugía
En cuanto a los efectos secundarios que pueden aparecer tras la cirugía, destacan:
- Dolor de cabeza
- Convulsiones
- Infección
- Accidente cerebrovascular
- Falta de concentración o desorientación
- Inconvenientes en el dispositivo
- Hinchazón y dolor en la zona el implante
Efectos secundarios de la estimulación
Transcurridas varias semanas tras la operación, el dispositivo se pondrá en marcha y empezará a configurarse. Durante este proceso pueden tener lugar algunos efectos secundarios, aunque estos desaparecerán al ajustar el dispositivo.
Hasta el momento no existen suficientes evidencias que demuestren que esta terapia afecte a los pacientes que desean nadar. Sin embargo, lo más recomendable es consultarlo antes con el médico y tomar una serie de precauciones para garantizar la seguridad.
Los posibles efectos secundarios de la estimulación son los siguientes:
- Aturdimiento
- Problemas en la visión o en el habla
- Problemas de equilibrio
- Alteraciones en el estado de humor
- Rigidez muscular en brazo o rostro
- Hormigueo o entumecimiento
Cómo prepararse físicamente y mentalmente a la ECP
Hablamos de un procedimiento delicado que conlleva ciertos riesgos y peligros. En caso de cumplir con los requisitos exigidos para poder someterse a este tratamiento, deberás valorar junto con tus médicos todos los beneficios que experimentarás y los riesgos que conlleva este tipo de procedimiento.
Antes de meterte al quirófano, lo más probable es que debas someterte a unas pruebas médicas para garantizar tu seguridad. Incluso es posible que se requieran resonancias magnéticas o similar para obtener imágenes del cerebro. La idea es orientarse para tener más claras las áreas del cerebro donde implantar los electrodos.