Una herramienta simple, directa y objetiva. Así es como Giacomo Panozzo, profesor en la European School for Advanced Studies in Ophthalmology (EASO, Suiza), define su nuevo tratamiento contra el edema macular diabético (EMD). Lo hizo bajo el marco del 25º Congreso de la Sociedad Española de Retina y Vítreo (SERV). La cita contó con la participación de expertas como Maribel López Gálvez, jefa de la Unidad de Retina del Hospital Clínico Universitario de Valladolid; Patricia Udaondo, facultativa del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario y Politécnico La Fe; o Ricardo Casaroli, del Servicio de Oftalmología en el Hospital Clínic de Barcelona.
Panozzo es el firmante principal del artículo publicado en el European Journal of Ophthalmology sobre esta nueva herramienta del campo de la oftalmología. En el simposio presentó los aspectos clave de dicha clasificación, que permiten la implantación de la medicina de precisión en el ámbito del EMD. «La clasificación que presentamos permite una individualización del tratamiento no existente hasta ahora», afirmó Panozzo durante su intervención.
Aproximadamente el 7,6% de los pacientes con diabetes en el mundo padecen EMD. Solamente en España cerca de 300.000 personas sufren esta patología, que puede desembocar en ceguera si no se trata a tiempo. En el curso de esta enfermedad, la mácula –la parte de la retina responsable de la visión central y de los detalles– se inflama y acumula líquido. Esto sucede como consecuencia de los cambios metabólicos provocados por el mal control de la glucemia en las personas con diabetes.
Abordaje inflamatorio en el nuevo tratamiento contra el edema macular diabético
El objetivo de los tratamientos del EMD es evitar el deterioro de la mácula, reduciendo el edema antes de que este se cronifique y el daño sea irreversible. Para la toma de decisiones los especialistas cuentan con una herramienta clave: los biomarcadores, que han demostrado su valor predictivo sobre la respuesta al tratamiento. Estos permiten individualizar la terapia respecto a las necesidades de cada paciente.
Los expertos participantes en el simposio recomendaron que el tratamiento del EMD comience lo más pronto posible. También que se tengan en cuenta los biomarcadores a la hora de seleccionar la estrategia terapéutica. Este consenso se ha alcanzado con base en la mejor evidencia científica disponible y en su propia experiencia clínica.
La incorporación de estos biomarcadores a la práctica clínica habitual podría permitir la individualización del tratamiento. Para Maribel López Gálvez, la clave del éxito del tratamiento del EMD reside en sus efectos prácticos: «Se basan en la rapidez con la que se establece, la exactitud a la hora de detectar la estrategia terapéutica adecuada y la rigurosidad en su cumplimiento». Otra ventaja adicional es que se requiere de un menor número de inyecciones con este tipo de terapia frente a las empleadas en primera línea, disminuyendo el número de visitas hospitalarias y facilitando la adherencia terapéutica.
Mejorar la precisión gracias a la clasificación del EMD
El empleo de los biomarcadores juega un papel esencial a la hora de permitir la clasificación de ESASO del EMD, que fue presentada durante el simposio. Consiste en cuatro etapas durante el transcurso del EMD: temprano, avanzado, grave y atrófico. «Estas etapas reflejan la severidad de la enfermedad y la rapidez en la progresión de la misma», explica Panozzo.
El aspecto más relevante de esta clasificación es que permite estandarizar la situación en que se encuentran los pacientes y tomar decisiones para los mismos. «Es una gran noticia para los pacientes que padecen enfermedades oculares que la medicina de precisión tenga su lugar en el ámbito oftalmológico», afirma López Gálvez. «Ahora el reto es llevar esa precisión a la práctica clínica y tratar a los pacientes en el momento oportuno con este nuevo tratamiento contra el edema macular diabético».