Cada día más, podemos observar cómo las semillas van cogiendo fuerza en las dietas y en los supermercados. Depende del objetivo que busquemos, la elección de la semilla debe ser diferente y aunque no se deben consumir en exceso, son alimentos que proveen de numerosos beneficios. Por eso, la FAO considera las semillas como la base principal del sustento.

Las semillas son grandes fuentes de minerales como el potasio, fósforo, zinc o magnesio, unido a que también contribuyen en vitaminas como la E o algunas del complejo B. Al mismo tiempo, tienen muchas grasas naturales que son las que reducen inflamación y que, a su vez, contienen estos minerales y vitaminas.  

Pero no solo lo anterior, paralelamente se pueden añadir más beneficios: entre estas grasas podemos destacar la Omega 3, muy buscada siempre, y las proteínas vegetales que complementan la alimentación.

La razón para incorporarlas es sencilla: complementan nuestra alimentación para que sea completa. Además, es muy fácil añadirlas a nuestra alimentación diaria, porque se pueden encontrar envasadas o a granel para agregar a todo tipo de comidas y, ¡no alteran el sabor!

¿Cómo podemos incluir las semillas en la dieta?

Para incluirlas, debemos conocer cuáles son. Podemos destacar el lino, la chía, amapola, pipas de girasol, sésamo, quinoa o cáñamo. Estos pequeños concentrados de alimento incluyen cereales, frutos secos, legumbre o semillas de otras plantas.

Así, cada una de ellas nos ayudan a diferentes objetivos. Por ejemplo, las semillas de lino son utilizadas para prevenir el estreñimiento al igual que las de chía. Por otro lado, las de sésamo y las de amapola tienen un alto contenido en calcio y pueden asegurar a quienes lo requieran una ingesta diaria si la incluimos en sopas, puré o hummus.

Una de las claves poco conocidas es que las semillas más grandes se comen peladas y masticadas, y las más pequeñas se tiende a comerlas enteras, pero si hacemos eso la absorción de los nutrientes se dificulta. Por eso, se recomienda que las pequeñas se consuman hidratadas o molidas.

Dejamos aquí algunas de las formas más sencillas de incluirlas:

VerdurasEnsaladas, cremas o salteados
LácteosYogures, leche con avena, bebidas vegetales, muesli, batido de alguna semilla con leche
PostresPudding de chía, galletas de avena y lino, tortitas con semillas molidas, helados
PanAñadiendo diferentes semillas al pan casero o al hummus que lo acompaña

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