Ser perfeccionista es una virtud que, en muchas ocasiones, puede considerarse o convertirse en un defecto y ser una conducta limitante muy extendida. Día a día buscar la perfección en distintos aspectos de la vida puede conducir a obsesionarnos y ocasionarnos problemas con nuestro entorno, lo que puede producir frustración e infelicidad. Por todo eso, es importante trabajar algunos aspectos que nos ayuden a ser menos perfeccionistas y buscar el equilibrio que nos haga sentir felices.

Uno de los problemas del excesivo perfeccionismo es la pérdida de tiempo que se pierde en pulir imperfecciones lo que permite avanzar y reduce la productividad. Además, este hecho puede llegar a estresar, limitando nuestra creatividad y produciendo agotamiento físico y mental. Para ello, debes concienciarte de que lo importante es que algo esté hecho para poder avanzar y alcanzar nuevas metas sin estancarse. También es bueno pensar que equivocarse es humano y que el fallo está en nuestra propia naturaleza.

Márcate tiempos y metas realistas

Antes de iniciar cualquier actividad debes marcar un tiempo relista, ya que para un perfeccionista no tener límites marcados puede convertirse en un problema por tener demasiado espacio para perfeccionar cada detalle y nunca ver el final.

Al igual que en tiempo, debes marcarte metas que realmente sean alcanzables teniendo en cuenta que así alcanzaremos la excelencia. En este sentido, no debes exigirte ser excelente en todo, ya que así sólo conseguirás frustrarte de nuevo.

Otro consejo es ir reduciendo progresivamente aquellas cuestiones en las que buscas la perfección. Este proceso debe hacerse poco a poco eligiendo en qué aspectos de tu vida puedes ser más flexible y aceptar ser menos perfeccionista.

Trabaja tu autoestima y no exijas a los demás

Tener bien cuidada tu autoestima puede ayudarte en este cambio. Es importante querernos y sentirnos bien con nosotros mismos antes de empezar a cambios ciertos hábitos en nuestra búsqueda constante de la perfección. 

También es importante que reduzcas la exigencia que le pides a los demás para que sean tan perfeccionistas como tú, ya que no todo el mundo tiene que ser como a ti te gustaría. Todos necesitamos un poco de margen, aunque te cueste un poco. Esto, además de mejorar tu situación, te ayudará a mejorar tus relaciones personales tanto en tu vida diaria como en el ámbito laboral y el trabajo en equipo.

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