Cada vez es más común que las personas busquen una actividad o deporte que les permita fortalecer el cuerpo y la mente a la misma vez. El yoga se ha convertido en una práctica ideal para lograr la conexión entre ambas fuerzas y puede ser realizado por cualquier individuo sin importar la edad o la condición física.

El yoga promueve nuestro bienestar personal de diversas maneras y nos ayuda a gestionar emociones que suelen ser habituales en el día a día. Tanto a nivel físico como mental, sus beneficios son múltiples: reduce el estrés y la ansiedad, mejora la concentración, incrementa la flexibilidad, favorece el equilibro, potencia la circulación sanguínea, mejora nuestra postura corporal… Y un sinfín más de ventajas.

Sin embargo, es importante que las personas que hayan decidido dar el paso y empezar a practicar yoga desde cero sepan una serie de pautas y recomendaciones para sacarle el mayor potencial a esta actividad y evitar así cometer errores que perjudiquen al cuerpo. A continuación, presentamos algunos consejos esenciales a tener en cuenta:

Supervisión de un profesor

Es fundamental que las personas que no hayan practicado esta actividad anteriormente se inicien en el yoga de la mano de un profesor. De esta manera, será más sencillo aprender cada uno de los movimientos y técnicas y será posible corregir las malas posturas que pueden afectarnos en forma de lesiones musculares.

Elige ropa cómoda

Lo más apropiado es utilizar un vestuario cómodo, ligero y transpirable que no impida la realización de las posturas (asanas). Es preferible evitar prendas que se ajusten demasiado a los brazos o a las piernas para dejar libres estas extremidades. Otro factor importante es no hacer uso de zapatos porque ayudará a mantener el equilibrio en el tapete sobre el que desarrollaremos la actividad.

Disponer del material necesario

La esterilla será nuestro fiel aliado en cada una de las sesiones. Con ella, evitaremos el impacto directo en el suelo y nos ayudará a amortiguar el peso de nuestro cuerpo. Al mismo tiempo, debemos elegir un espacio adecuado y tranquilo donde ubicarnos para que no haya distracciones y desarrollemos una libertad de movimientos plena.

Evita practicar yoga tras una comida

Lo más recomendable es hacer una buena digestión y no comer al menos durante las dos horas previas a empezar el ejercicio para no tener la sensación de pesadez en nuestro cuerpo y dejar de lado posibles mareos o indigestiones. Lo que sí resulta beneficioso es beber un poco de agua minutos antes de practicar yoga para favorecer nuestra hidratación durante la actividad.

Meditar antes de empezar la sesión

Todas las clases de yoga comienzan con una breve sesión de meditación para limpiar la mente y conectar plenamente con nuestro cuerpo. De esta manera, podremos aparcar los pensamientos y preocupaciones propios que pueden interferir en la práctica.

Estirar el cuerpo

Al igual que preparamos la mente para la sesión, también es necesario hacer lo propio con nuestro cuerpo. Podemos empezar estirando el cuello, las cervicales, los brazos, las piernas y el abdomen.

Observar primero antes de practicar una postura desconocida

El progreso en el yoga se manifiesta en forma de nuevas posturas que cada persona irá ejecutando a lo largo de la actividad. Es preferible que, ante un nuevo movimiento, observemos primero a nuestro profesor y después practiquemos dicha postura. Así, podremos corregir posibles errores y nos resultará más sencillo adoptar cada uno de los movimientos.

No forzar las posturas

El dolor es un aviso para dejar de practicar un determinado movimiento. En el yoga, no debemos forzar nuestro cuerpo y no debemos traspasar límites que puedan perjudicarnos. Las asanas pueden ser incómodas, pero nunca dolorosas. No poder adoptar una postura no es un problema para la práctica del yoga.

Progresa de forma continua

Es imposible conocer y practicar todos los movimientos que existen durante la primera sesión de yoga. Esta actividad se desarrolla de forma progresiva y se van adquiriendo nuevos movimientos poco a poco y de forma gradual. ¡El ritmo lo marca uno mismo!

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