Con los termómetros desatados, con muchas comunidades autónomas en alerta por altas temperaturas, hay que tener mucho cuidado con no deshidratarse o sobrecalentarse. ¿Por qué? Porque esto puede provocar enfermedades relacionadas con el calor (cuando tu cuerpo sube por encima de los 37,8 °C) que pueden llegar a poner en peligro nuestra salud, como la insolación, el agotamiento por calor o el golpe de calor.

Este último, el golpe de calor, es la enfermedad más grave relaciona con el calor, según apunta el Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos. Según esta institución, ocurre cuando tu organismo no puede controlar su temperatura: aumenta rápidamente, el mecanismo de sudoración falla y el cuerpo no puede enfriarse. En estos casos, nuestro cuerpo puede alcanzar los 40,6 °C.

Entre las consecuencias de padecerlo, el golpe de calor puede causar una discapacidad permanente o la muerte si la persona no recibe tratamiento de emergencia.

Síntomas del golpe de calor

Algunos de los síntomas de un golpe de calor (identificados por la NSW de Australia) son los siguientes:

  • Un aumento repentino de la temperatura corporal
  • Piel roja, caliente y seca (la sudoración ha cesado)
  • Lengua seca e hinchada
  • Pulso rápido
  • Respiración superficial rápida
  • Sed intensa
  • Dolor de cabeza
  • Náuseas o vómitos
  • Mareo
  • Confusión, mala coordinación o dificultad para hablar
  • Comportamiento agresivo o extraño
  • Pérdida de consciencia
  • Convulsiones o coma

Qué hacer en estos casos

El Ministerio de Sanidad marca dos estrategias muy importantes que podrían salvarte la vida: llamar a urgencias y, mientras esperas, enfriarte el cuerpo, estar en una habitación oscura, ponerte paños de agua fría sobre el cuerpo o darte un baño o ducha fría.

Si presenciaras un evento de golpe de calor en otra persona, y esta resultara inconsciente, acuéstalo de lado (posición de recuperación) y verifica que pueda respirar correctamente. En caso de ser necesario, realízale un masaje cardiaco.

Cómo prevenirlo

Se pueden tomar una serie de medidas sencillas para evitar llegar a padecer un golpe de calor, como beber mucha agua sin esperar a tener sed; permanecer en lugares frescos los días de mucho calor; bajar las persianas evitando que el sol entre directamente; evitar actividades en el exterior; hacer comidas ligeras; y, en caso de tener que permanecer en el exterior, procurar estar a la sombra, usar ropa ligera y de color claro, protegerse del sol, usar sombrero, utilizar un calzado fresco, cómodo y que transpire.

Factores de riesgo

Aunque cualquier persona puede sufrir un golpe de calor, hay una serie de factores que pueden aumentar el riesgo de sufrir un golpe de calor:

  • Niños menores de 4 años y los adultos mayores de 65
  • Tomar algunos medicamentos que se utilizan para tratar la presión arterial alta o algunas afecciones cardíacas
  • Ser obeso. Tu cuerpo retiene más calor cuando pesas más.

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