Un dolor de cabeza, de brazo, sentir fatiga o tener alguna décima de fiebre son algunas de las reacciones más habituales a la vacuna contra la COVID-19. Unos signos considerados normales e indicios de que el cuerpo está generando una respuesta inmunitaria.

Sin embargo, la controversia ha surgido al constatarse otras reacciones menos comunes, pero preocupantes para las personas que las padecen. Una de esas reacciones ha sido la aparición de bulto en el cuello o en la axila tras vacunarse. Un fenómeno constatado en mamografías y tomografías y que ha llevado a la comunidad de científicos a dar una respuesta clara sobre si es normal que aparezcan un ganglio inflamado en la axila después de la vacuna contra la COVID-19.

¿Hay una relación entre ganglio inflamado y la vacuna contra la Covid-19?

La Sociedad Española de Senología y Patología Mamaria recoge este fenómeno en su web y señala cómo se ha difundido en redes sociales un estudio que muestra que la inflamación de los ganglios linfáticos axilares se haya también entre los efectos secundarios notificados tanto para la vacuna de Pfizer como para la de Moderna. Algo que también han notificado los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) o la Agencia Europa del Medicamento (EMA).

Un efecto adverso que se constata en un bajo porcentaje de casos pero que constituye una respuesta inmune normal y sin que haya una relación directa entre la vacuna de la Covid-19 y un mayor riesgo de cáncer de mama.

Así, unos ganglios linfáticos inflamados son una reacción habitual a una vacuna ya que los ganglios son una de las principales estructuras del sistema inmune del cuerpo humano.  

Los ganglios se agrupan en distintas zonas del cuerpo, siendo las axilas una de esa áreas. Estas pequeñas estructuras son esenciales dentro del sistema inmunológico y contienen linfocitos y glóbulos blancos que participan en la lucha del organismo contra enfermedades e infecciones.

Ante una infección es normal que un ganglio se inflame ante una infección viral o bacteriana. Una reacción que también provoca una vacuna y generalmente en aquel lado del cuerpo donde el paciente recibió la inyección.

¿Cómo hay que proceder ante la inflamación de un ganglio después de la vacuna contra la Covid-19?

Lo primero que destacan los expertos y los verificadores de noticias sobre la Covid-19 es que esa reacción es un indicio claro de que el cuerpo está trabajando para generar una inmunidad ante la enfermedad para la que se nos ha vacunado, no siendo la vacuna contra el coronavirus la única que provoca la inflamación los ganglios linfáticos de las axilas.

Así, el engrosamiento de los nódulos cervicales o axilares es también una reacción adversa poco habitual tras las vacunas de la rubéola, la parotiditis o el sarampión, entre otras.

Un engrosamiento que no requiere tratamiento ya que, en todos los casos y también en el de la vacuna de la Covid-19, esa respuesta es temporal. Los ganglios linfáticos se agrandan de manera puntual y vuelven a su tamaño habitual tras unas semanas.

¿Y qué hacer si se tienen dudas sobre el origen de esa inflamación?

Los especialistas insisten en que el engrosamiento de los ganglios es un efecto visible y notable ya a las 24 horas tras la vacunación y que pueden permanecer así durante más de un mes. Esta inflamación inmediata es un factor de gran ayuda ya que permite discriminar el origen de la inflamación, pero es aconsejable consultar con nuestro médico de cabecera si el ganglio continúa inflamado incluso pasadas seis semanas desde la vacuna.

Además, y si se está haciendo mamografías de tamizaje, es recomendable programarlas antes de la dosis de la vacuna de la Covid-19 o al nos 4 semanas después de la siguiente dosis, reduciéndose así la posibilidad de que aparezcan los ganglios inflamados en la prueba.

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