La densidad ósea es la medida de la cantidad de minerales, calcio y fósforo, que contiene cierto volumen de hueso e indica lo densos y fuertes que están. Los huesos están hechos de un tejido que va creciendo a lo largo de la vida y sus capas están en renovación constante. Un cuerpo sano va eliminando el tejido viejo formando nuevo para reemplazarlo. La baja densidad ósea ocurre cuando este tejido empieza a debilitarse y se pierde con mayor rapidez de lo que el cuerpo puede reemplazarlo, entonces pierden solidez.

Existen dos formas de esta condición: osteopenia y osteoporosis. La primera es una densidad anormal, pero no tan baja como para llamarla osteoporosis, es más, ya hay fuentes médicas que consideran el término como en desuso. Sin embargo, si la osteopenia no se trata con el cuidado necesario, se puede desarrollar la osteoporosis que ya es una enfermedad que se caracteriza por la disminución de esta densidad por esta pérdida del tejido, la que lleva a una disminución de la resistencia del hueso frente a carga o traumatismos, lo que conduce a la aparición de fracturas.

La osteopenia es asintomática y puede venir causada por un sinfín de factores, desde causas genéticas hasta el tabaquismo o el alcoholismo. Para la baja densidad ósea existen diversas causas que se pueden dividir que están fuera del control y otros que no.

Riesgos inalterables de baja densidad ósea:

  • Sexo: las mujeres son más propensas a desarrollar una baja densidad ósea.  
  • Edad: cuanto mayor sea la edad, el proceso de lo tejidos se ralentiza.
  • Antecedentes familiares: si algún familiar cercano ha sufrido de osteoporisis, existe la probabilidad de que tú también lo desarrolles.  
  • Tamaño del cuerpo: si la estructura corporal es pequeña, la persona tiene menor masa ósea para utilizar a medida que se envejece.
  • Niveles hormonales: mucha o poca cantidad de determinadas hormonas puede afectar a la densidad ósea. Por ejemplo, un nivel bajo de hormonas sexuales tiende a debilitar los huesos.
  • Problemas de tiroides: los niveles altos de esta hormona disminuyen la fuerza y algunos medicamentos pueden afectar también.

Riesgos alterables de baja densidad ósea:

  • Bajo consumo de calcio: es el mineral que se almacena en los huesos y los dientes, que les permite tener estructura y rigidez, la falta de este mineral reduce la densidad.
  • Trastornos de la alimentación: la restricción extrema de la ingesta de alimentos y el bajo peso disminuyen la fuerza de los huesos, pues la grasa corporal genera protección.
  • Cirugía gastrointestinal: la cirugía que sirve para reducir el tamaño del estómago o extirpar parte del intestino afecta a la densidad ósea, pues limita la cantidad de superficie desocupada para que absorba los nutrientes, entre ellos el calcio.
  • Esteroides u otros medicamentos: el uso a largo plaza de corticoides orales o inyectados interfieren en el proceso de la reconstrucción ósea.
  • Estilo de vida sedentario: las personas que pasan gran tiempo sentadas o en inactividad, no promueven la fuerza para los huesos y no producen densidad ósea.
  • Tabaquismo o alcoholismo: el exceso de estas dos sustancias debilita la fuerza de los huesos.

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