La costra láctea, o la también denominada dermatitis seborreica infantil, es una afección benigna muy común en los bebés que se caracteriza por presentar escamas gruesas y amarillentas de forma variable en el cuero cabelludo de los recién nacidos. Se trata de una dolencia inflamatoria de la piel que se presenta de forma precoz prácticamente desde el nacimiento. También puede aparecer en la cara a través de escamas o enrojecimiento, en los pliegues del cuello o detrás de las orejas.

En cuanto a los síntomas son sólo en apariencias ya que los bebés no presentan ningún otro tipo de signos ni molestias, es decir, no da fiebre ni picores a los niños.

Su aparición se produce entre las tres semanas tras el nacimiento y los dos meses en el 70% de los bebés.

Causas de la costra láctea

A pesar de su nombre, la costra láctea no tiene nada que ver con la alimentación del bebé. Es más, no se conoce la causa exacta de su aparición ni hay estudios que lo contrasten. Una de las teorías es que se produce por reacción a alguna levadura común que todo el mundo tiene en la piel. Otra opción es que las hormonas de la madre producen que las glándulas sebáceas del bebé se produzcan en exceso.

Además de las teorías anteriores también hay expertos que consideran otros factores que predisponen su aparición tales como la predisposición genética, la disfunción de las glándulas sebáceas o el hongo Pityrosporum. También hay teorías sobre un posible déficit enzimático transitorio en edades tempranas.

Lo más importante es saber que la costra láctea no es contagiosa ni peligrosa y tampoco tiene origen alérgico ni se produce por la falta de higiene.

Cómo eliminar la costra láctea

Las escamas características de la costra láctea suelen desaparecer por sí solas entre el primer y segundo año de vida siguiendo una serie de cuidados diarios. Aún así existen algunos cuidados que pueden ayudar a que la costra láctea desaparezca más rápidamente:

  1. Cepillar todos los días el cabello del bebé suavemente con un cepillo específico para recién nacidos.
  2. No intentar eliminar las escamas con las uñas ya que puede producirse irritación en el cuero cabelludo o hacer heridas.
  3. Lavarse las manos con agua caliente y jabón antes de empezar a realizar todo el proceso.
  4. Aplicar productos específicos para el cuidado de las zonas afectadas una vez al día.
  5. Dejar actuar el producto para lavar el pelo a continuación con algún champú suave para recién nacidos que prevenga su aparición.
  6. Masajear la cabeza de forma suave hasta la aparición de espuma. A continuación, aclarar con abundante agua tibia.
  7. Evitar la exposición al aire, frío o sol de forma intensa.
  8. Prevenir la sudoración excesiva del bebé.
  9. No tener miedo de hacer daño en las zonas blandas, llamadas fontanelas, en la parte superior de la cabeza del recién nacido. Frotar o cepillar suavemente la zona no hará daño al bebé.