El suelo pélvico no solo ayuda a facilitar el parto natural y a que las relaciones sexuales sean placenteras, sino que también sostiene todos los órganos internos que se encuentran en el abdomen. Al igual que con cualquier otra parte del cuerpo, el estrés asociado a situaciones del día a día puede tener un impacto significativo en la salud del suelo pélvico. Pero, ¿cómo mejorar los efectos del estrés en suelo pélvico? Te lo contamos a continuación.

¿Cómo afecta el estrés al suelo pélvico?

Cuando nos sentimos tensos o nerviosos, solemos apretar los músculos del glúteo de forma inconsciente. Sin embargo, aunque se trata de una respuesta normal, cuando se produce por estrés crónico, en las mujeres puede provocar todo tipo de trastornos del suelo pélvico.

Estas contracciones debido al estrés, son similares a las contracturas musculares que sufrimos en las cervicales y a espalda. Es decir, aunque la musculatura se tensa, no significa que esté más fuerte ni tonificada.

Dolor durante las relaciones sexuales, prolapso de órganos pélvicos, dolor lumbar disfunción de la vejiga o estreñimiento, son algunas de las consecuencias del estrés en esta zona del cuerpo.

Por otro lado, existen ciertos factores de estrés físico, como el parto o las lesiones, que pueden debilitar el suelo pélvico y causar tejido cicatricial como parte del proceso de curación. Esta acumulación excesiva de tejido puede provocar dificultades para quedarse embarazada, disminución del bienestar sexual y menos sensación de comodidad.

Síntomas de la disfunción del suelo pélvico

Entre los principales síntomas que indican que nuestro suelo pélvico puede estar daño encontramos:

  • Dolor pélvico
  • Estreñimiento
  • Incontinencia urinaria
  • Necesidad constante de ir al baño
  • Dolor o molestias durante las relaciones sexuales
  • Dolor en la zona inferior de la espalda
  • Prolapso de órganos pélvicos
  • Dolor al orinar

¿Cómo puedes cuidar tu suelo pélvico del estrés?

En líneas generales, actividades como salir al aire libre, realizar ejercicios suaves como el yoga y el baile, escribir, pasar tiempo con amigos o ir a terapia, nos ayudarán a aliviar el estrés pélvico.

Por otro lado, fortalecer los músculos del suelo pélvico puede facilitar la liberación y relajación consciente cuando te encuentres apretando la zona en momentos de estrés. En estos casos, los ejercicios de Kegel te ayudarán a controlar conscientemente la musculatura pélvica y a fortalecerla.

Además de los ejercicios de Kegel, existen algunas posturas que pueden facilitar la relajación del suelo pélvico. Entre ellas encontramos:

  • Postura del niño: comienza a cuatro patas y ve situando lentamente las caderas sobre los pies. Puedes poner una almohada o algo similar entre los talones y la pelvis. Después, extiende los brazos o mantenlos doblados bajo la cabeza. Mantén esta postura de treinta a sesenta segundos, y respira suavemente.
  • Bebé feliz: túmbate de espaldas y sube suavemente las rodillas hacia el pecho, pero mantenlas apuntando hacia los lados. Coloca las manos detrás de los muslos o las rodillas. Aguanta y respira profundamente durante unos treinta o sesenta segundos. Si esto ejerce demasiada presión sobre las rodillas o las caderas, puedes apoyar los tobillos y los pies en una silla y dejar que las rodillas caigan suavemente hacia los lados mientras estás tumbada sobre la espalda.
  • Sentadilla profunda con apoyo: apóyate en una pared y deslízate lentamente hacia abajo hasta quedar en posición de cuclillas. La parte baja de la espalda debe permanecer contra la pared. Si te duele la cadera o la rodilla, o tienes dificultades para ponerte de cuclillas, puedes utilizar una almohada o un taburete debajo de las caderas. Mantén la sentadilla de treinta a sesenta segundos, y respira profundamente.

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