El agua es esencial para la vida, siendo el principal componente del cuerpo humano. De hecho, el agua supone cerca del 60% del peso corporal, participa de las principales funciones vitales del organismo y favorece la regulación de la temperatura del cuerpo.

Estamos ante un líquido fundamental para la vida que no es posible almacenar, siendo necesario aportarlo de manera continuada para evitar estados tan desfavorables para la salud como la deshidratación. Pero, ¿cuáles son los síntomas de la deshidratación? ¿Qué medidas hay que adoptar para evitarla? En este artículo te lo contamos.

La deshidratación y sus tipos

Con el término de deshidratación aguda o DA se designa a un estado clínico de pérdida de agua y solutos, siendo habitual en zonas de poca o nula higiene, infecciones abundantes, alimentación escasa e inadecuada, etcétera.

La deshidratación suele afectar especialmente a niños menores de 12 meses, si bien también es un fenómeno que afecta a personas ancianas y enfermos en estado terminal.

Según la Organización Mundial de la Salud, existen diferentes grados de deshidratación:

1. Deshidratación grave

El paciente presenta un estado letárgico o inconsciente, con una pérdida de más de un 10% de peso y un pulso débil.

2. Deshidratación moderada

La pérdida de peso se sitúa entre un 5 y 10% y la persona afectada se encuentra inquieta o irritable y con el pulso palpable.

3. Deshidratación leve

La pérdida de peso está por debajo del 5%, están conscientes y con el pulso palpable. La deshidratación leve se puede afrontar con una rehidratación del paciente, dándole a beber pequeñas cantidades de líquido y dejando que descanse.

En los casos de deshidratación moderada y grave, los efectos secundarios son numerosos para el enfermo, llegando incluso a provocar el fallecimiento. Un desenlace que es importante prevenir manteniéndose alerta ante cualquier síntoma de deshidratación.

¿Cuáles son los principales síntomas de deshidratación?

Hay que estar atentos a cualquier señal de deshidratación en colectivos frágiles como niños, personas mayores, embarazadas y enfermos crónicos y/o en fases agudas.

Pero ¿cómo saber si una persona está deshidratada? Las señales de deshidratación o de una mala hidratación son variadas y es preciso prestar atención ante cualquier indicio de que algo no marcha bien.

Entre los síntomas de una deshidratación leve se destacan:

  • Sequedad en boca y labios.
  • Sed, aunque también puede no darse esta sensación.
  • Mareos
  • Dolores de cabeza
  • Debilidad
  • Irritabilidad
  • No sudan o sudan muy poco
  • Estreñimiento
  • Náuseas
  • Vómitos
  • Orinan poco y la orina adquiere un color oscuro

En los casos más graves de deshidratación se aprecian también síntomas como:

  • Fiebre
  • Desorientación
  • Ojos hundidos
  • Pulso impalpable
  • Convulsiones
  • Pérdida de conocimiento
  • Piel seca
  • No micción ni lágrimas

¿Cómo se trata la deshidratación?

El tratamiento para la deshidratación leve es sencillo y consiste en dar al paciente de beber agua a pequeños sorbos o hacer que chupen un cubito de hielo.

En los casos moderados y graves es aconsejable acudir al hospital para rehidratar al enfermo con líquidos intravenosos y ponerse en manos de profesionales médicos.

¿Cómo evitar esta condición?

¿Es posible evitar la deshidratación? Sí. Para ello, es importante seguir una serie de medidas:

  • Hidratarse a diario y a menudo, siguiendo las necesidades diarias de agua de cada persona.
  • Es importante consultar con el médico cuánto líquido precisamos beber al día
  • Evitar las bebidas azucaradas y la cafeína
  • Protegerse del sol
  • No salir a la calle ni hacer ejercicio en las horas más calurosas del día
  • No beber alcohol
  • Procurar comer frutas y verduras ricas en agua

Con consumir unos 2 litros de líquido al día es suficiente para mantenerse hidratado y evitar los efectos secundarios de la deshidratación.

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